Una madrugada intensa y llena de fervor. Los vecinos de Crevillent han disfrutado de una de las noches más especiales de esta Semana Santa, declarada Fiesta de Interés Turístico Internacional. El Viernes Santo es una cita ineludible y ya desde bien entrada la noche tanto jóvenes como mayores estuvieron embriagados por el sonido de las dianas que tocaron varios grupos de cuerda, viento y percusión del municipio, que tenían la función de despertar a todo el pueblo para avisar de la Procesión de la Subida al Calvario.

En el primer encuentro pasional con parada en la Morquera la Santa Mujer Verónica y el Nazareno se representó el momento en el que la Verónica, durante el Viacrucis tiende a Cristo el paño para enjuagarse el sudor y la sangre antes de su subida al Calvario. Como anécdota, la racha de viento ha ocasionado que el manto de la Verónica se cayese antes del encuentro, pero todo ha quedado en un susto para el recuerdo sin mayor trascendencia.

Acto seguido, en la parada en La Morquera se congregaron cientos de vecinos para contemplar el primer abrazo entre El Nazareno y la Dolorosa con la presencia de San Juan. Una emoción que sólo conocen quiénes han vivido esta tradición ancestral.

La procesión ha continuado en la Subida a El Calvario donde se repite el abrazo, y alrededor de las 11.00 horas todos han degustado el almuerzo por excelencia estos días en Crevillent: «pa torrat», una composición de pan horneado acompañado de ajos y bacalao asado, además de habas tiernas y como no, vino de la tierra. Lo cierto es que durante toda la jornada los hornos han estado trabajando para que este suculento manjar llegara a boca de todos. De este modo queda claro que la tradición además de contemplarse con el sentido de las bandas, cornetas y pasos procesionales, también lo hacía con el olfato y la olor particular del producto local.

Una vez repuestas las fuerzas ha continuado la procesión de la Bajada del Calvario que ha finalizado en la Plaza de la Constitución con el tercer abrazo. Los actos continuarán esta noche hasta la madrugada con la procesión de la Muerte de Cristo en el que todas las agrupaciones corales acompañarán a los pasos procesionales, donde una parte de la imaginería corresponde a la obra del escultor valenciano Mariano Benlliure.