Remedios tiene 76 años y después de medio siglo en su casa cueva de la calle Macha no hay manera de que se vaya a vivir a otra parte. Ni hablar de meterse en un piso de Crevillent, «eso sí seria una cárcel», asegura. Esta vecina de la zona norte respira una paz continua en su humilde casa desde donde saca la silla al porche cada noche, aunque lamenta que sus hijos no le den el valor que tienen estas viviendas y hayan puesto a la venta algunos inmuebles, fruto de la herencia familiar.

En los últimos años se está produciendo un retroceso de las casas cueva, ubicadas en su mayoría en la zona norte de Crevillent, ya que el precio que se paga por ellas es similar al de un solar vacío, una circunstancia que motiva que nuevos habitantes lleguen al lugar y las tiren abajo para construir sobre ellas casas unifamiliares. «Se están cargando la historia de Crevillent», sentencia Joelle Garro, una madre de familia que adquirió hace dos décadas una de estas viviendas por tres millones de las antiguas pesetas y construyó, además, un baño y cocina, acogiéndose al plan Especial de Reforma Interior que puso en marcha el Ayuntamiento en 1982, que dotaba a las viviendas de servicios básicos como alcantarillado. «Es una casa ecológica porque al vivir bajo la tierra se mantiene la temperatura y te aislas del ruido», señala Saúl Antón, otro joven que acondicionó su cueva con todas las comodidades.

Desde el Consistorio señalan que es inviable una protección de las casas cueva ya que la intención futura, conforme emana del Plan General de Ordenación Urbana, es que vayan desapareciendo de manera progresiva y por eso«se incentiva con una reducción del 90% de la tasa impositiva a aquellos que quieran reconvertir las infraviviendas para que se renueve la trama urbana», señala Manuel Moya, edil de Infraestructuras.

El origen de las casas cueva en el siglo XVIII coincide con el aumento demográfico del municipio, ya que de 336 viviendas de este tipo se pasaron a unas 780 según los registros de las últimas décadas, aunque se desconoce el número actual de las que permanece en pie.