¿Cómo se siente al ser la elegida para representar a todos los festeros con su propuesta?
Estoy encantada. No sé cómo he salido seleccionada. Digamos que no tengo una fuerte vinculación como festera, pero como artista y mujer me siento muy orgullosa de que me hayan tenido en cuenta, porque es la primera vez en la historia de las fiestas de Crevillent que una mujer hace el cartel. Al menos se va a dar un giro.
¿Qué estilo imperará en el cartel?
Esta misma semana cerraré la idea que tengo en mente,con una técnica en acrílico y con formas geométricas que me identifican. Me inspiraré en una fotografía para realizar una composición donde aparezcan elementos como el castillo y los trabucos que también me recuerdan a València. Pero lo más importante será la presencia femenina, para reivindicar el papel que tenemos en la sociedad.
¿Tiene más predisposición por el bando moro o cristiano?
Sin desmerecer a ninguno, me tiro más por el bando moro. A nivel de colorido me parece más espectacular, pero reconozco que en el caso de Crevillent están muy equiparados y el bando cristiano se luce mucho. No hay unos más importantes que otros, como fotógrafa me llama mucho los colores de los trajes, el maquillaje y la disposición en la filà, que a la hora de la composición es muy importante.
¿Cuándo surgió su vinculación con la tradición festera?
Con cuatro meses me fui a València y vine a vivir a Crevillent siendo una adolescente. Pertenecí a una comparsa sólo un año, pero digamos que estas fiestas me condujeron a encontrar una de mis vocaciones como es la fotografía.
¿Hay asociacionismo cultural en Crevillent?
Se está moviendo ahora. Hace justo un mes se configuró una asociación de creadores que engloba a 18 artistas por el momento, tanto personas que trabajan el vidrio, como ilustradores o incluso músicos.
¿Tienen prevista alguna actividad para darse a conocer?
Sí, en mayo haremos el primer contacto con los crevillentinos, será algo así como una «Nit Art», donde los artistas de la asociación expondremos por diversos espacios públicos del municipio para acercar el arte a todo el mundo, donde, además, prevalecerá la música, exposiciones y talleres didácticos para conocernos todos e intercambiar impresiones.
A la hora de representar la realidad, ¿es importante haber recogido diferentes perspectivas del mundo?
Sí, ese fue mi otro descubrimiento por las artes. El poder viajar. He tenido la suerte de realizar proyectos de arte urbano en zonas como el barrio de la Boca en Argentina o la ciudad cubana de La Habana para pintar posteriormente sobre fotografías de paisajes.
¿Qué aprendió de esos viajes?
En el caso de Cuba hay mucho contraste. A nivel compositivo es estupendo porque la gente es muy amable, la riqueza de los colores impresiona, con una estampa formada por coches y fachadas de viviendas. Luego, la zona del malecón tiene un encanto inexplicable, pero si ponemos las fotos en blanco y negro nos costaría diferenciar si la foto es de los años treinta o actual. No ha cambiado nada la ciudad.
¿Sigue exponiendo fuera de nuestras fronteras?
Ahora, la exposición de Arte Cisoria sobre el arte del corte me dio la oportunidad de exponer en países como México, Portugal o Italia. Ahora estoy empezando a nivel internacional, y estoy de gira con el Instituto Juan Gil-Albert y la Universidad de Salamanca con una exposición de grabado calcográfico dirigido por el catedrático Pepe Fuentes.
