«Insomnio habla de los demonios que cada uno tiene, una metáfora que representa aquellos problemas personales que te dejan largas noches en vela hasta que los afrontas para seguir adelante». Así expresa el artista José Juan Moreno Abit, conocido como «Iota», las emociones que ha querido destacar en una canción, un tema, Insomnio, que es el adelanto de un nuevo trabajo, que desde el pasado mes de diciembre está disponible en las plataformas digitales. Este compositor crevillentino, que tocó en la banda «Iota and the Riffaheads», trae un desenfrenado estilo post-rock después de cuatro años apartado de la música, desde que terminó la gira de su álbum Metamorphoses en 2012. En este tiempo ha sido padre, «y ahora que mi hijo canta mis canciones he visto el momento de volver a trabajar en algo que para mí es una pura terapia psicológica», señala.

Así, en la soledad de su habitación ha compuesto un tema que en los próximos meses irá acompañado de nuevas propuestas. Por el momento varias emisoras musicales de la provincia y de comunidades autónomas como Madrid o el País Vasco se han interesado por su «proyecto más personal», que también ha llegado a países como Angola, Rumania o Chile. En esta andadura está acompañado del coproductor Juan Pedro Navarro y el tema lo han grabado desde un estudio de la partida de El Realengo con la colaboración de músicos como Pedrito Ballesteros, Alberto Galipienso y Jesús Lledó, además de una fase de masterización desde Glasgow a cargo de Martín Ballesta. El aspecto que identifica a este artista es su impronta personal y las ganas «de ofrecer un producto mimado y de calidad que haga guiños a mi recorrido, como, por ejemplo, una botella de absenta que aparece en el nuevo videoclip para hacer mención al grupo de mis orígenes».

De esta manera, toda la campaña audiovisual ha sido producida íntegramente en su habitación, aunque el videoclip reconfigura el espacio para transformarlo en un ambiente oscuro donde predomina la sensación de fatiga del propio compositor. Como anécdota, recuerda que pasó seis meses con varios caracoles por la casa hasta que logró capturar con la cámara la escena en la que uno de ellos giraba sobre si mismo, «para representar que el tiempo pasa muy lento».

Iota lleva más de 15 años dedicándose a la música desde que se compró una guitarra eléctrica siendo adolescente y, más tarde, sus padres le obsequiaron con la española, pero reconoce que no tiene la disciplina de conservatorio, que lo suyo es otro concepto. Después de haber actuado en festivales como Emergenza con otra banda, o en pequeñas salas por toda la geografía, tiene claro que por el momento no se lanzará a las actuaciones en directo hasta que no vea la repercusión.