La entrada cristiana conquistó a Crevillent con un boato que dejó maravillados a todos los asistentes, con una de las historias que fueron un punto de inflexión para los cristianos de aquella época. La reconquista de Granada, en una reinterpretación especial para el desfile, fue el tema principal de la representación espectacular que realizó el bando de la cruz. La comparsa Dragones de San Jorge, que es la que ostenta la capitanía de este año en el bando cristiano, organizó y narró este relato, a modo de historia, en el que se inspiraron, una vez más, por ser el conflicto entre moros y cristianos.

Sin embargo, el bando de la cruz no quiso centrarse en el acto bélico que se propició en aquella época. En este sentido, y según Pedro Rabadán, de la comparsa organizadora, quisieron escenificar la tregua final de la guerra, tras la victoria cristiana. Por eso, en vez de mostrar agresividad y actuaciones bélicas, ofrecieron a los asistentes la cara alegre por haber llegado al final de los problemas. Los cristianos portaron la capitanía con un ímpetu que se trasladó en su boato e hizo sentirse parte de la historia a todos los espectadores de la entrada. El capitán, José Francisco Rovira, junto a la princesa de este año Gema Adán, pasearon en una carroza que dio por finalizada la entrada cristiana de este 2017.

Las galas de la época y los maquillajes impresionaron en la primera parte del desfile, que recreó cómo los crevillentinos, al paso de los reyes católicos por este municipio, se pusieron al servicio de sus majestades y partieron a colaborar con la reconquista de la localidad granadina.

Así, fue un largo desfile por el que pasaron más de mil personas, según la organización de la entrada cristiana. Diez bandas de música repartidas por todo el trayecto, así como los coros, los bailes y los animales hicieron el recorrido en armonía. En este sentido y junto con los espectáculos, la magia medieval llegó a traspasar la piel de los crevillentinos en un boato majestuoso, mágico y brillante.

En este proceso, de interpretación libre de la historia, llamó la atención la actuación de las bailarinas, así como sus danzas. Asimismo, también se realizaron espectáculos con fuego y percusión, entre otros. Las bandas de música acompañaron en todo momento a las diferentes exhibiciones y dotaron al boato de la intensidad necesaria para animar el evento.

Cinco espectáculos trasladaron ayer a Crevillent a otra época. Las vestimentas fueron uno de los puntos más llamativos del desfile. Los grupos de danza, especialmente, lucieron galas cargadas de decoración, así como las escuadras que recrearon los trajes primitivos de la comparsa.

La segunda actuación corrió a cargo de la «Muixaranga d'Algemesí». Este grupo hizo referencia a la tradición valenciana. El tercer acto es un ballet de Alcoy, titulado «Yeguada de los vientos del sur», con espectáculo de caballos incluido. Las expresiones y los movimientos se trasladaron a un público que vivió desde dentro todas las actividades. De este modo, el boato siguió con el paso de un espectáculo coral a cargo de la Coral Crevillentina. En este sentido, este boato fue acompañado por una banda de música y por la princesa infantil 2017, Gema Mallol. Este acto tuvo la presencia de una armadura de dragón gigante e interpretaron una pieza llamada «El nacimiento del dragón», de origen noruego. En el último espectáculo entró en escena un elemento fundamental: el fuego. En esta representación colaboraron un ballet de comparsistas del bando cristiano Dragones de San Jorge. Malabaristas, escupe fuegos y una cabeza de dragón ardiendo pusieron la guinda a este boato tan espectacular.

Final

Un baile de percusión dio entrada al último acto. La princesa 2017, Gema Adán Ferrández, y el capitán José Francisco Rovira, dieron por finalizada la entrada cristiana de las fiestas de Moros y Cristianos de Crevillent. Fue la parte más épica, donde el bando cristiano lució triunfante su poderío. Hoy siguen las actividades que mantienen a Crevillent en una indefinida celebración.