El singular entorno del parque natural de Las Salinas de Santa Pola ha servido de inspiración para que el cineasta Adán Aliaga cuente una nueva historia. Este es el escenario en el que se ha rodado La pizca, un documental con la sal como eje vertebrador que servirá para proyectar la imagen de la milla marinera a nivel internacional a través de la gran pantalla. La cinta del realizador de San Vicente del Raspeig ya ha conseguido distinciones dentro del circuito nacional de cortometrajes y está preparada para dar el salto fuera de las fronteras españolas.

La de hoy será una tarde importante para los trabajadores de Bras del Port, la empresa productora de sal ubicada en Las Salinas. La firma santapolera ha unido sus esfuerzos junto a la productora Jaibo Films para crear este documental que será estrenado esta tarde (20 horas) en los cines Axion de la localidad costera, en un pase privado para los trabajadores de la empresa. Los propios empleados han sido los encargados de ejercer como actores ante la cámara de un Aliaga que pretende contar una historia de lo más transgresora.

El cortometraje La pizca ya ha sido presentado en diversos festivales y está empezando a recoger sus primeros reconocimientos, en forma de galardones. En la última edición del Festival Internacional de Cine Independiente de Elche, celebrada el pasado mes de julio, consiguió la distinción al mejor documental de la Comunidad Valenciana. «El nicho de los festivales de cine es muy concreto y permite una visibilidad mayor. La gente que acude a ellos suele tener un nivel de cultura alto y consume cine de autor», reflexiona el guionista de la cinta, Pau López.

El proyecto nació con la duda por parte de Aliaga de contar con un equipo de actores profesionales. El cineasta se decantó finalmente por que fueran los propios trabajadores de las salinas los que desempeñaran el papel de intérpretes. Para ello pasó unos días previos al rodaje conociéndolos en su entorno de trabajo. Una vez llevada a cabo esta toma de contacto, decidió que los empleados serían los que mayor verisimilitud podían aportar a un documental que fue rodado a lo largo de una semana. A este tiempo hay que sumarle el que se le dedicó a la planificación y el de la postproducción.

La pizca no es un documental al uso, ya que se adentra en el territorio de la ficción para contar una historia en la que la propia sal es la narradora. «Le hemos dado una forma abstracta y original y hemos quedado muy contentos con el resultado final. Aunque no le concedemos mucha importancia, una pizca en la vida es muy importante, ya sea de sal o de locura. A partir de ahí, establecimos una serie de paralelismos que nos permitieron desarrollar el guión», apunta López.

Al margen del éxito que el cortometraje ha conseguido en el festival ilicitano, también ha sido seleccionado para participar en otros, como son el Rural Filmfest o el Mostremp y se ha alzado con el premio al mejor documental en el Cinerama Esisv. Por último, ha sido seleccionado por la Academia de Cine para ser proyectado dentro de su programa de cultura. Estos reconocimientos respaldan el trabajo hecho por el equipo del documental y confirman la buena labor de Aliaga, uno de los directores de la provincia con mayor proyección.

Desde la empresa Bras del Port, su director general, Gonzalo Díaz, muestra la satisfacción por el resultado final de La pizca: «Llevábamos mucho tiempo buscando algo que reforzara nuestra unión con los trabajadores y, finalmente, lo hemos conseguido. Este proyecto ha reforzado nuestra identidad».