La jornada en las que se lucen las comparsas de la Asociación Festero Cultural de Moros y Cristianos de Santa Pola en su desfile más espectacular quedó de forma inevitable marcada por el luto y las señales de respeto hacia el joven fallecido el domingo a causa de un atropello en la villa marinera. La entrada de Moros y Cristianos se llevó a cabo anoche sin su tradicional desfile de bandas de música como muestra de respeto.

Todas las comparsas colgaron en sus banderas un crespón negro, del mismo modo que lo hizo la enseña de la propia entidad festera.

Además la tribuna de autoridades quedó totalmente cerrada y se dispuso el escudo de Santa Pola y un crespón negro, también en señal de duelo. Por otra parte, el letrero luminoso dispuesto en la fachada del Castillo-Fortaleza se apagó y permanecerá así hasta la noche del día 5 de septiembre. Un minuto de silencio solemne llenó la Glorieta de respeto en homenaje del joven fallecido.

No obstante, el desfile de la entrada de Moros y Cristianos se realizó en su recorrido habitual, para no perjudicar el trabajo y el esfuerzo que han realizado los festeros y festeras. La fuerza del bando moro, que abrió el desfile llenó por completo las calles de Santa Pola, también en homenaje a un pueblo que se despertó con un triste suceso.

Los Bereberes encabezaron una entrada llena de bailes exóticos, vestimentas históricas, coreografías que daban una nueva luz al ambiente de la noche y mucho color y sentimiento festero. El punto y final de Moros y Cristianos lo protagonizaron ayer más de mil personas vestidas con las pompas propias de las grandes ocasiones y mostraron al publico su entrega y su mejor faceta. Así fue una entrada que llevó al público colores y aromas de tiempos del medievo. Las huestes moras y las escuadras cristianas marcharon en conjunto y unidas dejando atrás las rencillas de las embajadas y celebraron su fiesta final. Este lujoso y sorprendente desfile estuvo encabezado por el bando moro. La carroza del abanderado abrió sin la presencia del representante y con crespón negro. Tras ello, la comparsa Bereveres abrió la entrada, que transcurrió desde El Palmeral y siguió por las calles Elche, la Glorieta y Muelle en un acto armónico y majestuoso en el que se lucieron maquillajes espectaculares. Tras ellos fueron aproximándose el resto de huestes moras, primero con la presencia de Llaganyosos y cerrando con los Beduinos.

Tras este bando llegó el turno de las escuadras cristianas que abrieron con las carrozas de los Templarios y continuaron seguidos por Almogávares, Piratas y Astures.