Santa Pola despertó ayer en su primera jornada festera al sobresalto de la batalla cruenta con la que el Desembarco Moro da el pistoletazo de salida de las jornadas festeras de Moros y Cristianos en Santa Pola. Este año, la presencia de arcabuces bajó debido a las restricciones a la normativa sobre la pólvora. En concreto, hubo un 70% menos de festeros cargados con munición con respecto al año pasado. No obstante, unas 50 bengalas y el humo de colores y una mayor importancia a los boatos y las peleas suplieron la reducción de arcabucería.

Los arqueros, luchadores con espadas, bengalas y las bombas de humo, asombraron al público asistente al espectáculo durante una media hora trepidante conmemorando la ofensiva del bando moro ante el cristiano.

Más de 200 festeros participaron en esta particular representación, un aumento de figurantes «pese a que el presupuesto para esta fiesta se ha reducido en un 15%», según aseguraron desde la Asociación Festero Cultural de Moros y Cristianos. El público asistente también fue más numeroso que en otros años y, en especial, se entusiasmó con la representación de dos bailarinas que coreografiaron una pelea en la que la representante cristiana acababa muriendo y siendo llevada en volandas hasta el campamento moro. Los aplausos espontáneos llenaron ese momento. Este acto, más orquestado, con menos duración que otros años y con más dinamismo en la lucha, dejó escenas para recordar cuando la batalla de arqueros y luchadores, salpicado por bengalas y bombas de humo que finalizó con el triunfo del bando de la media luna.

Los organizadores estudian, de cara al año que viene la incorporación de embarcaciones en su espectáculo.

A mediodía, el pasacalles musical con la Banda Unió Musical y Colla El Freu animó el ambiente justo antes de la mascletá que encendió la pregonera Herminia Buades. La tarde recibió la continuación de la ofensiva mora en el Castillo-Fortaleza. El embajador moro fue José Pedro Sempere y se dirigió a los cristianos, encabezados por su embajador, Toni Zamora, a lo alto del Castillo para su rendición. Los cristianos sucumbieron, no sin antes luchar en una cruenta batalla donde volvieron cinco cañones y una docena de arcabuces en la «sostraca». Con la Reconquista continuarán hoy las celebraciones de Moros y Cristianos en la villa marinera.