Los usuarios de la playa de la Ermita, situada frente a la ermita de la Virgen del Rosario y que delimita el término municipal de Santa Pola con la pedanía de Arenales del Sol tienen este verano un acceso más complicado. La rampa que conduce a los bañistas en el Cabo de Santa Pola con la costa quedó dañada por los últimos temporales y su aspecto se mantienen con el desgaste propio de las corrientes de agua que soportó durante varios días de diciembre y, especialmente, en el mes de enero. Esta rampa se usa como acceso por los bañistas, en muchos casos para llevar sus kayaks y otros aparatos menores de entretenimiento acuático.

De hecho, este acceso fue precintado por la Policía Local hace algunos meses y aún conserva algunos restos de la cinta partida Los motivos principales por los que esta parte del litoral se encuentra en este estado son dos. Las playas del Cabo de Santa Pola se encuentran desde hace más de un año inmersas en un proyecto de regeneración de las costas del CIMAR y, por ello, el Ayuntamiento tiene esta parte del litoral santapolero sin mantenimiento y con la mínima intervención de la mano humana. Por esta razón también es común que aparezcan charcos y restos de plantas, algas marinas y residuos que provienen del mar y se acumulan en este entorno. El temporal de lluvias del pasado invierno multiplicó la cantidad de residuos de mar de fondo que se apostan en esta zona y humidificó más la orilla propiciando la creación de charcos.

Este conjunto de circunstancias ha originado la queja de los usuarios que encuentran dificultades para llevar sus kayaks hacia las aguas de la villa marinera o, simplemente para llevar sus bártulos playeros para pasar la jornada en el arenal. Los fines de semana suelen ser los días de mayor uso de estas rampas. Los carritos de bebé, las personas cargadas con hamacas, sillas y neveras han de atravesar un terreno dificultoso para llegar a su destino.

Uno de los usuarios, con nniños pequeños, que se encontraba en la playa de la Ermita este fin de semana destacó que «me gustan las playas del Este, con menos gente, pero es verdad que para pasar a la orilla tengo que aupar a mis niños, la sombrilla y la mochila para pasar la rampa y se me hace cuesta arriba». Los temporales de diciembre y enero también provocaron la escasez de arena en algunas playas urbanas.