Antonio Pérez y Matilde Maciá, desde su casa cueva del barrio de la Salud, siempre tuvieron por bandera la creatividad. Antonio, hijo de padres que se ganaban la vida haciendo utensilios de esparto y vendiéndolos en Elche, enseñó a Matilde a crear utensilios con esparto, desde estoras, pasillos, «garigolas», «sarnachos» o datileras. Entre los dos consiguieron hacer más de tres mil piezas con esparto y otros materiales, como el yute, la lana, hilo y albardí que guardaban y ordenaban en la Cueva Museo de Antonio y Matilde, en el barrio de la Salud.

Este referente de tradición estuvo a punto de echarse a perder tras la muerte de Antonio y el abandono de la casa, ya que Matilde tuvo que mudarse por motivos de salud. Hace algo más de año y medio, el instituto Macià Abela de Crevillent se empeñó en que este desenlace no ocurriera y puso toda la maquinaria en marcha para recuperar, no solo esta obra, sino el arte del esparto. Para ello, han recreado la casa cueva de estos artistas en un aula exterior del patio del propio centro, con el fin de que este homenaje se convierta en un punto de visita permanente y abierto al público para dar a conocer el mundo del esparto, tan importante en la historia de la localidad.

Ayer, el centro de Secundaria se vistió de gala para presentar este proyecto en el que llevan trabajando durante dos cursos el alumnado al completo y los departamentos del instituto. A la presentación, que tuvo asistencia multitudinaria de crevillentinos, fueron también invitados los museos del esparto de Cieza, el del cáñamo de Callosa de Segura y el etnológico de Pusol.

Tras la presentación del «aula cueva», el alumnado, ataviado con ropas de los años 50 y 60, teatralizó la vida en Crevillent en aquellos años e hizo de guías, metidos en ese papel extemporáneo, explicando a los asistentes los pormenores de la cultura y la vida del municipio alfombrero en aquellos años. Después, un «sopar de cabasset» cerró esta jornada de celebración y de declaración de intenciones para proteger y poner en alza la tradición local.

Según explicó la directora del IES Macià Abela, Conxa Guilabert, todo el mundo se ha volcado en este proyecto. El departamento de Plástica se ha encargado de recrear y enseñar el arte del esparto, el de Tecnología ha creado un laberinto para el enclave, y el de Informática una página web donde se describe el proyecto, y se ahonda en el tema del esta planta y la vida de los protagonistas. El departamento de Educación Física ha hecho excursiones para recoger esparto y enseñado juegos populares y deportes tradicionales como la Pilota Valenciana. Los de idiomas han traducido las fichas de cada objeto a varias lenguas, en castellano, valenciano, inglés y en francés.

Además, este trabajo incluye una labor de documentación muy valiosa en la que se ha recogido todos los recortes de prensa de finales del siglo XIX y principios del siglo XX en los que se recoge tanto anuncios del esparto como noticias sobre la fabricación de esteras de este material. Este proyecto ve la luz así, con el propósito de crecer y perdurar en el imaginario crevillentino.