La parte frontal del mercado de abastos en el Paseo Fontenay presenta, desde ayer, una nueva imagen, sin rastro del monolito a José Antonio Primo de Rivera. El único resquicio que queda es la base cuadrada sobre la que se sostenía el monumento y que pasará a tener la utilidad de mobiliario urbano a partir de ahora. Las piezas del monolito se trasladaron ayer al solar cercano a la rambla en el que las mantendrán los miembros de la agrupación de Falange Española en Crevillent sin que sean visibles desde ningún espacio público.

De esta forma, ayer por la mañana se completó la retirada del monolito de Primo de Rivera del municipio alfombrero. Los trabajos se realizaron de manera rápida y, según el tiempo previsto, en la que supuso la seguda fase de retirada del símbolo de la época franquista. Ayer, una grúa más grande que la que se usó para preparar las piezas y atornillarlas con anclajes el día anterior, se encargó de asegurar con correas cada una de sus partes e ir sacándolas una a una para depositarlas en el suelo. Justo después, cada una de las piezas fue elevada hasta el camión que las retiró hacia el solar donde ahora se ubican los restos del monolito, incluyendo las partes metálicas correspondientes a la efigie del fundador de Falange y las letras frontales. En torno a las 10 horas, las tareas concluyeron con el alisado de la base cuadrada que permanece en el paseo.

En un futuro se plantea la modernización de la plaza y una adecuación de algunos puntos en la que se aprovechará para eliminar la base restante.

La normalidad que se pretendía mantener en la labor de retirada de este símbolo se vio empañada por dos incidentes previos a la eliminación del monumento.

Bien temprano, un miembro de Falange Española trató de boicotear el trabajo subiéndose hasta lo más alto del monolito, trepando a través de los tornillos de sujeción colocados el lunes. Así, permaneció arriba durante unos minutos en los que se agolparon vecinos de Crevillent que contemplaron asombrados el evento.

Allí desplegó una bandera de Falange Española y leyó un comunicado en el lugar en el que ya se había personado tanto Policía Local como la Guardia Civil. Ante la presencia policial, y por decisión propia, decidió bajar del monolito en el cesto de la grúa que se encontraba en el lugar de los trabajos. El hombre, natural de Callosa de Segura, aseguró que se encontraba en huelga de hambre como protesta por la retirada, si bien parece ser que su reivindicación no sigue adelante. La Guardia Civil acompañó al hombre a su puesto en Crevillent, donde, según aseguraron fuentes de la Benemérita, se abrieron diligencias contra él. Asimismo, junto a esta persona, se trasladaron a la localidad alfombrera otros cinco falangistas de la provincia que estuvieron presentes en el paseo de Fontenay mientras se producía parte de la retirada del monolito.

Pintadas

La sede del PP local amaneció ayer también con pintadas con el yugo y la flecha de Falange Española y un texto tildándoles de «traidores» y haciendo referencia al falangista Primo de Rivera en las persianas del emplazamiento oficial de los populares en el municipio crevillentino.

El alcalde y presidente del PP en Crevillent, César Asencio, restó importancia al incidente y calificó el hecho como aislado y como un acto para llamar la atención por la retirada del símbolo del franquismo. Además, aseguró que la limpieza del acto vandálico «ni me preocupa ni me urge», según palabras textuales del alcalde.

Los grupos de Compromís per Crevillent y de l'Esquerra condenaron el acto vandálico. Los portavoces de ambas formaciones se solidarizaron con los populares con sendos mensajes de apoyo. De hecho, ayer también apareció pintado con símbolos falangistas el nuevo monolito en homenaje a La Pasionaria que se inauguró en Elche hace una semana. A pesar del revuelo que se quiso causar, los crevillentinos vivieron con tranquilidad la retirada del monumento que exaltaba la figura del líder falangista.