El monolito a José Antonio Primo de Rivera que preside el Paseo Fontenay, frente al mercado de abastos de Crevillent, desaparece de la localidad, después de 47 años desde que se erigiera durante los últimos coletazos de la dictadura franquista. Pieza a pieza, se desvanece del imaginario de Crevillent este monumento en honor al fundador de la Falange Española, del que hoy está previsto que no queden restos.

Ayer por la mañana comenzaron los trabajos de retirada. El Ayuntamiento no hizo ningún anuncio previo con el fin de evitar posibles incidentes provocados por gente contraria a que se retirara el símbolo, como sí ha sucedido, por contra, en algunos municipios de la provincia.

No obstante, los crevillentinos pronto, antes de que el Consistorio lo hiciera público, se percataron de los trabajos y muchos curiosos se concentraron en el lugar para ver cómo se llevaba a cabo la retirada, que hasta el final de la jornada de ayer consistió en taladrar varios puntos de los bloques de piedra y en tratar el interior para, a partir de hoy, retirar pieza a pieza los componentes de la columna. Aún así, el Ayuntamiento, con la intención de que los trabajos terminaran lo antes posible, inicialmente dejó abierta la posibilidad de que, si las condiciones eran óptimas, la eliminación se completara a lo largo de la jornada de ayer.

Esta retirada viene a cumplir el pacto al que se llegó en el Ayuntamiento después de aprobarse la moción presentada por la l' Esquerra para cumplir con la Ley de Memoria Histórica. En los últimos meses, la polémica se desencadenó por el retraso en el cumplimiento de este acuerdo plenario que finalmente se materializó en una ronda de negociaciones que ha acabado poniendo día y hora para la retirada. La decisión se ha consensuado,a su vez, con la agrupación local de Falange Española para evitar imprevistos.

Ahora, los miembros de la agrupación local de Falange Española guardarán los restos en un solar sin edificar cercano a la Rambla y no volverán a erigirlo, ni siquiera en un lugar privado. Se desconoce el uso que la agrupación falangista hará de esas piezas. Uno de los requisitos que impuso la junta de portavoces durante las negociaciones fue que las piezas no permanecieran visibles en el espacio público.

En el Paseo Fontenay el único rastro que quedará del monumento será la base de piedra que sostenía el homenaje al fundador de la Falange y que ahora servirá, según palabras del alcalde, César Asencio, «como parte del mobiliario urbano, un banco de piedra cuadrado para que se siente la gente», concluyó. Además, Asencio valoró positivamente la predisposición de l'Esquerra, que fue quien propuso su retirada en 2015, a expensas de consensuar la forma de llevar a cabo la eliminación del símbolo. El portavoz de l'Esquerra, Josep Candela, manifestó su satisfacción y declaró que este «es el mínimo homenaje que podíamos hacer a todos aquellos que nos han precedido y que mantuvieron viva la llama de la dignidad y la memoria», apuntó.

La pieza, de 1970, se hizo a través de una suscripción popular durante la dictadura franquista, auspiciada por el aparato político del momento.

A partir de ahora, la junta de portavoces tendrá que debatir qué se hará con las once calles franquistas que permanecen en el municipio y que no cumplen con Ley de Memoria Histórica.