Las empresas que venden los tickets para el trayecto en barco de Santa Pola a Tabarca siguen sin solución a sus demandas. El proyecto para instalar una estación marítima que recogiera a todas las empresas en un único punto para la venta de tickets está totalmente frenado y debería replantearse otra vez desde cero para que en un futuro, por fin, llegue a hacerse realidad. Los motivos que esgrime la alcaldesa, Yolanda Seva, desde el Consistorio, son que el técnico que se encargaba de dar forma a esta propuesta se ha jubilado y que ahora tendrán que contar con otro personal para materializarlo, lo que implica volver a empezar.

Esta es la respuesta que Seva transmitió ayer a los asistentes a una reunión que congregó a miembros del Ejecutivo local y a representantes de las empresas de tabarqueras y las lanchas rápidas que operan en Santa Pola. No obstante, la presencia de estas firmas no se produjo al completo, puesto que solo asistieron los dueños de las empresas que trabajan con lanchas rápidas, Tabarbus y Tabarca Charter, las conocidas como casetas roja y amarilla. No acudió a la reunión ningún miembro de las tres casetas naranjas, Tabarkeras, que son las únicas que operan con los barcos grandes, los catamaranes.

Los representantes de las compañías no salieron satisfechos del encuentro. Para la empresa Tabarbus «se ha tratado de una tomadura de pelo» y la tildaron de una «media reunión» porque no estaban todas las empresas implicadas en el encuentro para rendir cuentas. Ellos insisten en que necesitan que llegue la solución prometida, la estación marítima para, según su perspectiva, apaciguar conflictos y evitar prácticas de venta desleales entre sí.

Además, estas dos compañías dejaron patente en la reunión que se sienten pequeñas e indefensas frente a la compañía ausente, Tabarkeras, que es la decana y opera desde 1975 en la villa marinera. En la actualidad, Tabarkeras cuenta con tres casetas en el puerto y son varias las compañías que operan bajo su paraguas. La única caseta de la empresa de Tabarca Charter se encuentra intercalada entre dos de los puestos de la compañía naranja y se sienten «impotentes» porque la competencia es muy grande.

De este modo, la propuesta fraguada entre el Ayuntamiento de Santa Pola y la directora general de Puertos, y respaldada por los empresarios implicados, queda en punto muerto y no está claro si la estación marítima llegará a la larga o se va a dibujar otra medida para solucionar el conflicto. Los lugares que se barajaban para colocar este puesto se situaban entre el restaurante Batiste y la rampa de varada y, en otro plano, entre el parking de Amfisa y el restaurante Miramar.

Difícil convivencia

Por el momento, las tres compañías tendrán que seguir trabajando en las mismas condiciones que hasta ahora. En un conflicto que repercute en los visitantes y usuarios, los dueños de tabarqueras y lanchas rápidas tendrán que continuar en una ubicación que les aboca a una lucha diaria por conseguir clientes que llega a traspasar el aspecto profesional.