La Semana Santa de Crevillent, declarada de Interés Turístico Internacional, cerró ayer las celebraciones de su Semana Mayor con uno de sus momentos más alegres y esperados por los devotos, la Procesión del Encuentro, protagonizada por los pasos de la Regina Pacis y Jesús Sacramentado.

El esplendor se abrió paso ante el luto vivido en estos días de conmemoración en un Domingo de Gloria en el que una multitud de crevillentinos llenó la plaza de la Constitución para ser testigos de ese momento. Así, alrededor de las 11.30 horas, las campanas empezaron a repicar para anunciar la salida bajo palio de Jesús Sacramentado desde la parroquia de Nuestra Señora de Belén, donde los vecinos lo recibieron con la ilusión de que la Resurrección venciera al luto.

El paso de San Juan de la Palma, tallado por Antonio Riudavets en el año 1871, salió entonces de la iglesia, para encontrarse de frente con el Sacramentado y portando una gran noticia a Jesús: la llegada de su madre, Regina Pacis, un paso realizado por Carmelo Vicent en 1941. Los costaleros hicieron a un lado la imagen de San Juan para dejar paso a la Regina Pacis, que irrumpió en la plaza vestida de un riguroso luto que dejó caer al encontrarse con su hijo, Jesús Sacramentado, dando paso a un manto de color. Así, la Virgen mostró a los vecinos su júbilo por saber que su hijo, muerto en la Cruz, había resucitado. El público asistente, emocionado, rompió en aplausos para celebrar el momento de la Resurrección de Cristo.

Las palomas, a su vez, simbolizaron la alegría de ese instante saliendo del interior del trono de la Regina Pacis. La Coral Crevillentina y el Orfeón Voces Crevillentinas pusieron la voz al «Alleluia» de Haendel, a cargo de la banda de la Sociedad Unión Musical de Crevillent, dotando al momento de una solemnidad absoluta. La procesión acabó en el interior del templo parroquial con la celebración de una eucaristía.

El encuentro entre la Regina Pacis y Jesús Sacramentado puso el punto y final a la Semana Santa de Crevillent, unas celebraciones muy queridas y seguidas por los crevillentinos y también muy valoradas por sus imágenes, tradición, valor artístico, cultural y que, además, están reconocidas a nivel internacional y popular.