Crevillent celebra el Viernes Santo la jornada más importante de la Semana Santa. En la madrugada, rondallas y bandas de cornetas interpretan las dianas, melodías que animan a los vecinos a participar en las procesiones.

Ya sea trasnochando o despertando al son de estas dianas, los crevillentinos se reúnen para presenciar uno de los momentos más especiales y únicos de su Semana Santa, el Abrazo en La Morquera. Al amanecer, este enclave del municipio es tomado por la gente para presenciar con fervor el abrazo entre la madre y el hijo, la Virgen de los Dolores y Jesús Nazareno, en su camino al Calvario.

El encuentro se repite al final de la subida, siempre en presencia de San Juan. Tras este acto, todos los pasos y los vecinos bajan del paseo, acompañados por música, polifonía y mucho colorido, hasta la plaza de la Constitución, donde se celebra el tercer Abrazo. Tras este acto, los crevillentinos sacan su «pa torrat», el tradicional almuerzo con pan, bacalao, ajos y habas para tomar fuerzas tras una jornada tempranera. Al atardecer, la procesión de la Muerte de Cristo cubre de solemnidad Crevillent y los pasos de Mariano Benlliure lucen en las calles del centro de la villa envueltas por los múltiples coros que la acompañan.

El Sábado Santo, Crevillent es una de las pocas localidades con procesión. Se trata de la del Santo Entierro de Cristo, donde participan varios pasos y los estandartes de las cofradías y hermandades de la Semana Santa.