Crevillent celebró ayer su día más especial y participativo de la Semana Santa. Durante todo el Miércoles Santo se llevó a cabo el tradicional arreglo de pasos, para después concentrarse en la parroquia de Nuestra Señora de Belén.

Desde el comienzo de las celebraciones en el municipio, este traslado informal, en el que los pasos van juntándose y apareciendo desde diversos puntos de la localidad, aúna a familias y amigos en torno a las imágenes que se han arreglado en su ceremonia de aproximación a la iglesia.

Las «pasarellas», el son de los timbales y de las cornetas y el volteo de campanas convirtieron la llegada a la plaza de la Constitución en un momento de emoción indescriptible. Esta concentración congregó a una multitud de crevillentinos en las puertas de la iglesia de Nuestra Señora de Belén. De hecho, muchos de ellos, que viven fuera, aprovecharon este momento para retornar y para vivir junto a sus seres queridos uno de los momentos más bellos y esperados de la Semana Santa crevillentina, declarada de Interés Turístico Internacional.

En este agrupamiento de pasos, las familias cofrades de Crevillent mostraron el trabajo que llevaron a cabo para arreglar los tronos que por la noche participaron en la Procesión de la Pasión de Cristo. Esta labor artística de suma delicadeza se hereda entre generaciones y se repite cada año en las casas y locales de los particulares en las que se guardaban las imágenes y los tronos durante todo el año, hasta que se creó el Museo de la Semana Santa.

Este año, las personas encargadas de arreglar los tronos han recibido, en su mayor parte, las imágenes restauradas por el artista José Vicente bonete, que se encarga de estas tareas de rehabilitación y adecuación de las esculturas de la Semana Santa crevillentina. Las últimas piezas acabadas se ultimaron el pasado viernes.

Además, las familias encargadas de esta tarea recibieron ayer un goteo constante de niños y niñas de quinto de Primaria de los colegios crevillentinos, que participan en el maratón fotográfico de arreglo de pasos que organiza la Federación de Cofradías y Hermandades y que no cesaron de tomar instantáneas del engalanamiento en las casas del municipio. Los dieciséis tronos permanecieron expuestos en el interior del templo hasta el inicio de la Procesión de la Pasión y fueron objeto de comentarios sobre las innovaciones y anécdotas entre padres, hijos y nietos que sellan uno de los momentos más entrañables de la jornada de Miércoles Santo.

Por la noche, las cofradías recrearon la Pasión de Jesús en la procesión que recorrió las calles de la zona norte del casco antiguo de la localidad.En esta procesión, la más larga de cuantas se desarrollan en Crevillent, se representan las secuencias evangélicas que narran la muerte de Cristo. Esta historia de la Pasión, paso a paso, transcurrió por las calles empinadas de la villa antigua, e hizo sufrir a costaleros que portan los pasos y creó expectación entre todas aquellas personas que aguardaron a las puertas de sus casas el recorrido.

Sobre las cuatro de la madrugada, estaba previsto que saliera la Procesión del Traslado en la que numerosos fieles arropan al Santísimo Cristo de la Victoria y María Magdalena, y a las Tres Marías y San Juan, hasta la parroquia de la Santísima Trinidad.