El Mediterráneo es un mar que se está tropicalizando y globalizando. La temperatura de las aguas sube ligeramente y como consecuencia de ello y de tratarse de un espacio sin fronteras, llegan especies nuevas y exóticas para quedarse en sus aguas. Las especies cuantificadas que se pueden encontrar en aguas santapoleras son once. Entre ellas hay un tipo de esponja, un coral,dos gusanos marinos, una babosa, dos caracolas, dos cangrejos y dos peces. La mayor parte provienen del canal de Suez, que deja entrar agua, y con ello, especies intrusas desde el Mar Rojo y el océano Índico.

El científico del Centro de Investigaciones Marinas de Santa Pola, (CIMAR), Andrés Izquierdo, trabaja en este momento en un doctorado sobre especies exóticas en el levante español.

Para Izquierdo, las consecuencias de la presencia de estas nuevas especies no se pueden predecir, en parte porque se trata de un tema difícil de cuantificar y también porque la financiación de las investigaciones sobre temas marinos y especies invasoras en España es muy escasa. Además, confirma que es inevitable su entrada en el ecosistema porque su presencia no se puede frenar ni erradicar y las crías de muchas de ellas son microscópicas y pueden estar flotando y viajando por las aguas durante meses.

Recientemente se ha registrado la llegada, de forma muy rápida, de uno de estos animales extraños, la fistularia, un pez alargado, que puede llegar a medir un metro y que ha tardado diez años en llegar a las aguas santapoleras, donde los pescadores ya han avistado dos, y la cabeza de una de ellas se encuentra en el CIMAR. El problema que podría traer la compañía de este animal es que se alimenta de alevines, las crías de peces, y podría llegar a ser perjudicial.

Según el experto Andrés Izquierdo, las especies introducidas con más incidencia en Santa Pola y Tabarca son, primero, un coral llamado «Oculina Patagónica», que, pese a su nombre, los científicos aún debaten su origen. Este coral está muy presente en Tabarca y puede formar muros de uno o dos metros en los que no dejan crecer otras especies en sus paredes. Este tipo también se ha registrado en las proximidades del Cabo.

Otra de las especies nuevas más comunes es el «Callinectes Sapidus», conocido como cangrejo azul, que proviene de la costa occidental del continente americano. Es un animal agresivo, que rompe fácilmente las redes de pescadores y puede llegar a pesar entre medio y tres cuartos de kilo. Por otro lado, esta especie es comestible y, si se adaptara de forma sostenible, podría llegar a comercializarse. En las Salinas de Santa Pola sería difícil que se instalaran debido a su alta salinidad, que impide que puedan vivir estos seres acostumbrados a aguas más amables. Aún así, en sus canales de entrada es fácil encontrar especies como el cangrejo azul.

El centro de investigaciones santapolero estudia las especies intrusas que llegan al Mediterráneo a través de canales naturales como son el estrecho de Gibraltar o el canal de Suez. También recogen las que llegan a través de los barcos procedentes de todo el mundo. En ocasiones, los navíos traen adosados en sus cascos o arrojan con sus aguas de lastre especies que pueden poner en peligro a las autóctonas.

Observadores

El enclave de estudios marinos pide a los pescadores que si identifican alguna de estas especies, de cangrejos, peces, algas o gusanos, las remitan al centro. Desde allí difunden su listado de especies introducidas entre los pescadores, negocios de pesca y de deportes náuticos para que su público ayude a registrar y reconocer la presencia de estos ejemplares en las aguas locales. Andrés Izquierdo afirma que esta difusión y el conocimiento de los peces exóticos les ayuda a multiplicar sus colaboradores.