Santa Pola es un hervidero de nuevas propuestas musicales desde hace unos tres años. Todos ellos cuentan con historias y unas identidades muy diversas pero, a la vez, tienen dos denominadores comunes: son amateurs y nacieron en la villa marinera. Hoy, aproximadamente diez grupos de música con sello santapolero luchan por hacerse un hueco en el ocio de la localidad y por contribuir a crear una cultura y ocios alternativos entre sus habitantes.

El Ayuntamiento del municipio costero también hace un esfuerzo en potenciar la difusión del trabajo de estos artistas, programando entre sus actividades municipales eventos como el Rock & Pola, el NaviRock o la fiesta de la primavera en el Castillo Fortaleza, donde los protagonistas en el escenario son ellos. Desde el Racó Jove, su gestor, Antonio López, apunta a que trabajan desde distintas líneas de apoyo para gestionar que la gente joven forme asociaciones culturales, apostando también por talleres y actividades de ocio artísticas relacionadas con artes tales como los de música electrónica, DJ o graffitis. Sobre todo, son un lugar de encuentro para que la juventud en la villa marinera comparta intereses comunes con gente con sus mismas inquietudes culturales.

Aún así, las bandas hablan desde su propia experiencia y echan en falta más lugares adecuados donde poder ensayar, más locales de ocio donde les reciban con las puertas y los micrófonos abiertos y que la gente de la villa apueste por seguirles en sus actuaciones. Piden que se llenen las salas donde actúan porque así, defienden, los negocios crecerán y será más fácil quedarse en Santa Pola para mostrar su arte y no tener que irse a localidades vecinas para poder tocar sus canciones.

Con voz propia

Dani Urios es batería de la banda tributo Green Cold Chili Onions, que surgió hace tres años en honor a sus referentes Red Hot Chili Peppers. Sus cuatro componentes adaptan sus conciertos ya sea a lo grande o en acústico, según el local en el que tocan, y también lo hacen con su repertorio, dependiendo del tipo de público al que se dirigen en Santa Pola. «Hacemos versiones de bandas de los 90 como Nirvana, Green Day o The Offspring, pero también nos movemos en acústico con adaptaciones de Vetusta Morla o Izal e incluso de The Beatles». Urios destacó su participación en la reciente Media Maratón, en la que, junto a otras bandas, animaron a los corredores en su trayecto. «Fuimos el Aquarius de los participantes, un empuje para que llegaran a la línea de meta».

Lord Byron & The Ambassadors son el punto «british» de la escena musical santapolera. Dos componentes británicos y tres españoles se reúnen desde hace año y medio para ensayar, ahora en un local muy pequeño, para hacer creaciones que su frontman, Glen Walsh, interpreta en el escenario con un sentimiento que le lleva a revolcarse por los suelos y transmitir su pasión a los espectadores. Buen a parte de ello es porque ellos mismos escriben sus temas y los viven de forma intensa.

Joni River es su bajista y destacó que en Santa Pola, todos los grupos de música son una piña y se apoyan y colaboran entre sí. River echa de menos que el equilibrio entre el descanso de los vecinos y sus actuaciones culturales no desate tanta polémica y pide que la balanza se incline un poco hacia el escaparate de la cultura que supone hacer música en Santa Pola. También reclama más ambiente por las calles y que el ocio nocturno reviva en verano, ya que, según el artista, «quedan pocos locales abiertos que apuesten por algo diferente». En estos momentos tienen entre manos la grabación de un disco, estando a la espera de encontrar el estudio adecuado.

Zona 04 hacen un rock muy personal y heterogéneo, algo que ellos mismos identifican como «rock radioactivo» y que les ha llevado desde hace un año a participar en varios eventos municipales y a participar en el festival Emergenza. Su guitarrista Juanjo Amador reclama mejoras en las instalaciones en las que ensayan en el Skate Park, como una insonorización adecuada y que coloquen rejas de seguridad en el recinto para proteger sus equipos. También solicita más apoyo para que la gente les arrope en sus actuaciones porque «es difícil hacerse un hueco en Santa Pola e interesa que el público acuda a los conciertos porque valore la música en sí y no porque toca en un grupo algún conocido», apuntó Amador.

Quienes también trabajan en un nuevo disco son Ebony Code, que ya tienen sello discográfico que los abrace y son habituales en los eventos que organiza el Ayuntamiento de Santa Pola, como el reciente NaviRock. Por su parte, Liqua, otra de las bandas camaleónicas de la ciudad, anunció su participación en el próximo festival Welcome Clean Summer Fest de Santa Pola.

Estos son solo unos pocos ejemplos de las voces que en la villa marinera trabajan por conseguir un ocio diferenciador y de gran calidad y por llenar potenciales espacios culturales.