Llueve sobre mojado en las pedanías de Crevillent. Las tierras de cultivos, que comprenden más de mil hectáreas en San Felipe Neri, Las Casicas, y el Rincón de los Pablos no admiten más agua y el canal del Convenio Nuevo tiene graves problemas para evacuarla. Tras las precipitaciones de la semana pasada, desde este sábado, muchos campos aparecen de nuevo inundados, tal y como ocurrió tras el temporal de lluvias de diciembre, y la Comunidad de Regantes de San Felipe Neri prevé que las cosechas que podían recuperarse, se perderán ahora sin remedio.

El Ayuntamiento de Crevillent ha convocado esta tarde el Consejo Agrario Municipal, para dar a conocer las actuaciones del Gobierno municipal respecto a las inundaciones y las medidas que tomarán al respecto. En esta reunión estará el secretario de la Comunidad de Regantes de San Felipe Neri, José Luis G. Salcedo, quien denunció que el Ayuntamiento no se ha involucrado en ayudar a paliar los destrozos en el principal territorio agrícola de la localidad. De hecho, Salcedo considera «vergonzosa» la respuesta que recibieron ayer desde el Consistorio tras su solitud de reparación de daños por el temporal de diciembre.

En ella, el Gobierno municipal manifestó que las actuaciones para paliar los daños causados por las lluvias emprendidas por el Consell y la Subdelegación del Gobierno se dirigen a corporaciones locales y su finalidad es la reparación de infraestructuras y bienes públicos, entre las que no se encuentran las de la Comunidad de Regantes de San Felipe Neri. Además, el Ayuntamiento expuso que la documentación que aportaron los regantes para que les incluyeran en las ayudas no ofrecen alternativas concretas para las reparaciones de los eventuales daños sufridos y consideran que la evaluación de las zonas de cultivo afectadas, más de 1.665.000 euros, no tendría cabida en la restitución al no tratarse de daños en infraestructuras y bienes públicos, sino de cultivos.

Los regantes trasladaron hace un mes sus preocupaciones al concejal de Servicios Municipales, Francisco Verdú. También le informaron de la necesidad de tramitar las ayudas necesarias ante la Diputación y los gobiernos central y autonómico.

Para Salcedo, la situación actual del campo crevillentino es grave, ya que condena a la práctica totalidad de los cultivos de la huerta en más de 1.000 hectáreas. Según los agricultores, el nivel freático de los terrenos ha subido de forma excepcional desde diciembre, cuando se superaron los 100 litros de agua por metro cuadrado en la región y la profundidad a la que se encuentra el agua subterránea es muy baja. Por este motivo consideran que las nuevas lluvias de la pasada semana arruinarán la cosecha. Desde la agrupación calculan que la alfalfa, un cultivo plurianual, no se podrá recuperar y supondrá cinco años de trabajo perdido. Las plantaciones de brócoli y alcachofa, que podían recuperarse tras la anegación de agua de diciembre corren el riesgo de volverse inservibles, según apreció Salcedo.