Los vecinos de Santa Pola están convirtiendo a la localidad en cuna de sus propias cosechas agrícolas a pequeña escalacosechas agrícolas. El auge de los huertos urbanos ha llevado a los santapoleros a coger sus aperos y azadas, y a encontrarse en las parcelas de la calle Caridad y en Gran Alacant, para cultivar, en este momento, las especies de invierno, como las coles, lechugas, zanahorias y habas. Al mismo tiempo, avanzan las gestiones para conseguir que el huerto en Playa Lisa sea una realidad este año. El proyecto se encuentra todavía a expensas de conocer la mejor ubicación para su desarrollo. No obstante, las asociaciones de vecinos del área ya están plenamente inmersos en las negociaciones.

El concejal de Sostenibilidad, Alejandro Escalada, se mostró satisfecho por el auge de estos cultivos en Santa Pola y el interés y cuidado, que, dice, ponen los santapoleros para llevarlos a cabo. Escalada confesó que las 19 parcelas en la calle Caridad se encuentran a pleno rendimiento, si bien no es así en Gran Alacant, donde desde hace dos años ha ido decayendo la producción y en este momento sólo se cultiva en seis parcelas de las 15 disponibles. Los vecinos responsables de este huerto trasladaron al Ayuntamiento sus preocupaciones y solicitaron consejos y ayuda para dar un nuevo impulso a estas parcelas. También propusieron instalar sombrajes y mesas para crear un área de descanso y esparcimiento en el huerto. «Se trata de ir más allá de la experiencia de cultivar, y convertir el huerto en una zona de disfrute», comentó uno de los participantes en este espacio agrícola. De momento hay lista de espera para poder entrar a formar parte de estos huertos ecológicos, pero desde el Ayuntamiento esperan poder ofrecer pronto nuevas plazas para las personas interesadas en aprender.

Y es que el Consistorio quiere seguir potenciando estos lugares y, por ello, trata de dar facilidades a los vecinos. Así, el coste del contador de agua en todos los huertos resulta a coste cero gracias a la colaboración de la empresa Hidraqua, y, como novedad, el precio del agua utilizada para hacer crecer las verduras y hortalizas será el que se cobra a precio agrícola: la mitad del precio normal. De esté modo, la Concejalía de Sostenibilidad quiere que poner en marcha cada parcela sea barato.

Además, desde el área realizan varios cursos de agricultura en huertos urbanos para que los usuarios, primero, aprendan y, luego, asienten y renueven conocimientos para mantener estas parcelas. «Se trata de una formación continua que tenemos el compromiso de ofrecer», aseguró Escalada. Para el edil de Sostenibilidad, estos proyectos sirven para «disfrutar de la naturaleza y aprender a ser más organizados», y lo considera un gran beneficio para la sociedad.Interés ecológico

Los huertos urbanos de Santa Pola tienen prohibida la comercialización de sus productos, pero es creciente el interés de restaurantes y otros comercios por usar este tipo de productos ecológicos. Precisamente, el auge del autoconsumo y la sostenibilidad va ligado fuertemente al interés por consumir de forma responsable.

Así, varias son las cooperativas agrícolas que florecen en la zona y surten a supermercados y restaurantes con sus productos. «La Camperola» es una de ellas. Se trata de un grupo organizado de hombres y mujeres en la comarca del Baix Vinalopó que aúnan esfuerzos en torno al trabajo en el campo para poder vivir de ese trabajo. Entre sus objetivos está el fomento de la soberanía alimentaria, el cooperativismo, y la transmisión de valores de consumo responsable. Tienen tienda donde distribuyen su producción en Santa Pola y siembran productos ecológicos de temporada en su campos en las comarcas del Baix Vinalopó y de la Vega Baja.

Por otro lado, el colegio Vicenta Ruso cuenta desde 2012 con un proyecto de cultivos donde enseñan a los niños a plantar en macetas y fomentan un aprendizaje multidisciplinar con ello. El centro educativo cuenta con «macetohuertos», que son cultivos de hortalizas, flores o plantas medicinales en macetas y jardineras que, en su caso, construyeron con material reciclado como pelotas, neumáticos o bloques de hormigón. En el último mes trabajaron con la reproducción asexual de plantas como la malvarrosa y la salvia, y también crearon semilleros de flores.

Poco a poco, la ciudad vuelve a reconciliarse con el aprendizaje y respeto de la naturaleza.