La villa marinera cuenta con muchos elementos de valor cultural, histórico y patrimonial. De ellos, hay cuatro edificaciones que están reconocidas como Bien de Interés Cultural (BIC), que son el Castillo-Fortaleza, la torre Atalayola, la torre Escaletes y la torre vigía Tamarit. Aunque el reconocimiento las califica como bien que proteger y divulgar para su permanencia, en algunos casos, el cuidado y la vigilancia por parte de las administraciones no ha podido llegar a erigirlas como el patrimonio que representan y esperan actuaciones para volver a ser puestas en valor.

Así, el arquitecto Andrés Martínez-Medina, miembro del Institut d'Estudis Comarcals del Baix Vinalopó (IECBV) observó sobre estas torres BIC que «olvidarlas es condenarlas a morir, si se borran de la memoria, desaparecen».

Una de estas edificaciones que poner en valor es la torre vigía Tamarit, la más antigua de Santa Pola,y que se erigió como reforma de otra torre del medievo. Servía de protección a los pescadores de la bahía y ahora se encuentra muy deteriorada. Hace dos décadas se reparó la fachada norte de la misma y hace menos de diez años acabó por reconstruirse. No obstante,según apuntó Martínez -Medina, se consolidó como un volumen y su interior puede estar echado a perder. El arquitecto plantea un proyecto a medio plazo para poder recuperar ese interior y convertirlo en lugar de visita con guías, ya que el emplazamiento se encuentra en un mirador al que la gente acude con asiduidad.

La torre Escaletes debe su nombre al acceso en forma de escalones construidos en la roca. Al pie de la torre hay una extensa franja de terreno con edificios turísticos que invaden el territorio. Está en suelo no urbanizable y entre ella y las construcciones hay prevista una zona verde. El Ayuntamiento de Santa Pola planteó un proyecto de restauración para la torre y el aljibe que hay al lado. Así, se intentará que a través de la Diputación de Alicante se logre crear un proyecto para reparar problemas de humedades, de acceso, recuperar el aljibe y las almenas. La torre consta de dos niveles, con cámaras y bóvedas donde, el arquitecto apunta a que seguramente existen filtraciones y que requerirá de una gran actuación para que sea totalmente restaurada, ya que está en proceso de ruina, con un interior ahora tapiado y cuyo estado se desconoce.

La torre Atalayola es más conocida como el Faro de Santa Pola. En este momento es protagonista de un proyecto de investigación hispano-italiano de fortificaciones del Mediterráneo en el que hacen un levantamiento gráfico de las torres que comprenden el complejo.

Este edificio se encuentra en muy buen estado porque está en uso. En el siglo XIX se entró para adaptarla como faro y se añadió posteriormente, la casa del farero. Al ser propiedad del Ministerio de Defensa, no se permite el acceso al público pero Martínez-Medina planteó que debe revisarse esta condición y tratar de generar algún acuerdo para poder permitir la entrada al interior.

El Castillo-Fortaleza es el elemento mejor conservado de estos BIC. El histórico inmueble, de geometría cuadrada exacta, se construyó en muy poco tiempo, y es el único castillo de la región que se edifica de nueva planta. El arquitecto, que participó en su última reforma, pidió algún tipo de inversión para mejorar profundamente el lugar, más allá de las partidas básicas.

Para Martínez-Medina «no se puede conservar todo el patrimonio, pero mantener los lugares del pasado es la forma de entender nuestra historia».