La comarca del Baix Vinalopó es un territorio al que también alcanza la violencia machista y sus datos y cifras preocupan al igual que el resto de la provincia. En Crevillent, el Ayuntamiento en coordinación con los servicios públicos que derivan casos de ataques a las mujeres ha detectado en lo que va de 2016, quince nuevos casos graves de violencia machista en una población de algo más de 28.000 personas. En Santa Pola, los casos graves de violencia machista que se han detectado en lo que va de año son más de una treintena en una población que varía entre 31.000 y 150.000 en verano.

En la provincia de Alicante, según la estadística de la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género, en lo que va de 2016 se han registrado 3.535 nuevas denuncias de las que 1.997 fueron solamente en el segundo trimestre del año.

Ante estas cifras de casos denunciados ya sea por las víctimas, sus familiares, por atestados policiales, partes de lesiones o servicios de asistencia, los recursos que tienen las mujeres que sufren violencia de género en la comarca son limitados.

En Crevillent, la Concejalía de Bienestar Social cuenta con dos unidades destinadas a velar por el bienestar de las mujeres, que son la unidad del Plan de Igualdad y la unidad a la Atención Integral de Víctimas de Violencia de Género.

Esta última especialidad, en concreto para los casos identificados de violencia contra las mujeres cuenta con un equipo formado por un técnico y una asistente social. A través de ella se reciben los casos identificados de violencia machista y trabajan con las mujeres afectadas la teleasistencia, información sobre derecho a prestaciones, se les deriva a los centros de Infodona y se le presta información sobre asesoramiento jurídico.

Además, todos los casos pasan por una atención psicológica individualizada en forma de terapias enfocadas en guiar a que las víctimas de malos tratos puedan detectar esas señales de maltrato y puedan evitar volver a sufrirlo. En este año son 15 nuevas mujeres crevillentinas las que reciben esta atención, todas ellas derivadas por casos graves de malos tratos. Esta quincena de mujeres se suman a otras tantas que aún siguen en tratamiento psicológico municipal al menos un año después de haberse detectado su caso de violencia.

La concejal del área de Bienestar Social, Juana Guirao, afirma que Crevillent es una localidad en la que es necesario que las mujeres alcen más la voz a la hora de hacerse notar, no sólo en la denuncia de malos tratos sino también en el día a día asociativo.

Guirao reconoce que «es sorprendente que en el municipio no existan asociaciones de mujeres como tal, ni siquiera alguna asociación de amas de casa». Crevillent cuenta con una gran variedad de movimientos asociativos y tal como explica la concejal «existen incluso dos agrupaciones de aficionados a la pesca, cuando el mar queda algo lejos». Guirao considera que con asociaciones de mujeres sería más fácil que se detectaran más casos de violencia machista.

Por su parte, en Santa Pola, la Concejalía de Igualdad, está coordinada con el Servicio de Acción Social, las fuerzas de seguridad locales y los servicios sanitarios para atender los casos de violencia de género. En este caso, también se cuenta con técnicos de servicios sociales y psicólogos trabajando para atender a las víctimas, aunque algunos colectivos echan de menos más especialistas presentes en los centros de salud que ayuden no solo a detectar casos de violencia machista y derivarlos, sino que puedan ser directamente atendidos, con el fin de evitar los trámites complicados y que las víctimas se encuentren dando muchos pasos hasta acceder a la atención necesaria.

Santa Pola cuenta con la asociación feminista Voces Santa Pola, que se ha convertido en referencia de las protestas contra las muertes por violencia machista en la localidad, ya que se reúnen para repudiar cuando suceden estos actos, siempre a las 19.30 horas frente a la Casa de Cultura. Aseguran que muchas mujeres, cada vez más se unen a sus protestas. Este colectivo, además, organiza conferencias y trabaja por dibujar la realidad de la mujer en Santa Pola.

Si en algo coinciden ambas localidades es que son necesarios más recursos para atender las necesidades de las víctimas y que siempre hay que denunciar los casos para empezar a actuar.