Santa Pola vuelve a lucir la bandera de la cruz en el Castillo tras la batalla de la Reconquista, por la que el bando de las escuadras cristianas venció a las huestes moras y recuperó sus posiciones tras la invasión anterior.

Más de un millar de festeros participaron en esta nueva toma de la fortaleza en la segunda jornada de las celebraciones de Moros y Cristianos, que volvió a dejar olor de pólvora de arcabuces y una lucha encarnizada de espadas entre los dos bandos combatientes que entusiasmó a los asistentes al acto.

El bando de la cruz, vencido hace dos días por las huestes moras y apartado de su fortaleza tras una larga lucha, volvió a reclamar sus posiciones en una contraofensiva que recreó las batallas, hace siglos, por el control y el poder de la región.

Por la tarde, frente al Castillo, previa a la recreación, los festeros fueron acercándose a las inmediaciones de la Glorieta y la fortaleza para comenzar a caldear el ambiente festero. Los más pequeños llenaron la explanada de sonidos de petardos protagonizando una pequeña batalla improvisada a nivel infantil.

La entrada de cargos festeros, en la que los moros se posicionaron en su conquistado Castillo y los cristianos dirigieron su ofensiva por la calle Muelle, comenzó con retraso, pasadas las ocho de la tarde. Desde esta nueva posición, comenzó el parlamento en el que el embajador cristiano, Vicente Valero, quien hoy abrirá la Entrada de Moros y Cristianos, estuvo acompañado de sus tropas en forma de escolta, boato y luchadores para reclamar su lugar en la fortaleza de Santa Pola.

Los moros, como no podía ser de otro modo, no se rindieron ante la petición y defendieron con fiereza su fortaleza recién tomada. Desde el castillo se gestaba una batalla cuerpo a cuerpo que irrefrenablemente llevó a los dos bandos a enfrentarse en una batalla definitiva.

Lejos de la lucha con multitud de paladines a la que Santa Pola está acostumbrada, esta vez la lucha pasó a ser labor única de los paladines. Los luchadores que protagonizaron la lucha cuerpo a cuerpo fueron dos nuevos actores, Joel Pomares, de los Piratas, defendió a los cristianos; y Gaspar Gómez, de Llaganyosos, hizo lo posible por mantener los privilegios para los defensores de la media luna. La lucha, con la victoria cristiana, puso el broche a una jornada que acabó en noche cerrada.

Tras la Reconquista y la gran victoria de las escuadras de la cruz, los cristianos recuperaron el Castillo y desterraron a los moros, que abandonaron su preciado y perdido fortín. Su marcha en la derrota la realizaron desde la puerta principal, por la calle Muelle hacia el Puerto. Las comparsas cristianas celebraron su retorno al poder desde esa misma calle hacia el Castillo.

Tras la victoria de la Reconquista, las jornadas de batallas acaban. Hoy tendrá lugar la Entrada de Moros y Cristianos con un desfile encabezado por la comparsa Almogàvers. Nueve filàs serán las encargadas de lucirse en la ceremonia cristiana. Habrá tres invitados desde Elche e Ibi. La trilogía de Moros y Cristianos anuncia su fin de forma espectacular.