­¿Qué sintió cuando le designaron capitán moro?

Mucha ilusión, el cargo de capitán moro es algo que venía meditando desde hace algunos años. Yo entré a los Benimerines cuando tenía 14 años y ahora tengo 52. Soy unos de los miembros más veteranos y, ahora que tenemos una junta directiva joven, que se regenera, me alegra ver que hay buena sintonía entre todos y que han tenido a bien que yo representara este papel. Los Benimerines somos una familia de pro.

¿Qué supone para usted y su comparsa ostentar la capitanía mora este año?

Supone, sobre todo, dos cosas: una alegría muy grande porque la comparto con mi hija, la sultana Benimerí, Lourdes Riquelme. Por otro lado, tenemos una responsabilidad muy grande, porque cuanto más tiempo llevas en la fiesta, más sabes el trabajo y lo importante que es realizar cada detalle bien y que todo esté correcto. Cada vez somos más exigentes. Mi comparsa está muy contenta y me siento muy arropado por todos sus integrantes, todo el mundo tiene y espera un nivel muy alto de este año.

¿Cómo vivió el acto de proclamación de capitán moro?

Todo el acto estuvo estupendo, pero yo, que quería mantener la compostura y mostrar la fachada más señorial del capitán moro, me derrumbé al ver aparecer a mi hija como sultana, me emocioné muchísimo. El papel de capitán se me traspapeló y me vi casi llorando. Fue un momento muy especial y espontáneo.

¿Tendremos sorpresas en la Entrada Mora y su boato?

La idea central será un homenaje a las culturas orientales. Sí que habrá sorpresas, y yo al menos conozco dos de ellas, pero dejaremos que la gente las descubra por sí misma.

¿Qué trabajo extra le supone el cargo de capitán moro?

La agenda, afortunadamente, la tenemos repleta de actos y bien organizada. Pero todo lo vivimos de forma muy agradable y al minuto, porque, como dice la marcha mora, «No es farà mes», es algo que sólo voy a vivir una vez. Quiero que sea muy intenso.

¿Un último mensaje para el capitán cristiano y de reclamo para las fiestas?

Para Ferrández, el mensaje de que espero que sigamos estrechando aún más la relación, le deseo lo mejor del mundo a él y a su mujer, Ángeles Sánchez. Estoy muy contento de que seamos un grupo tan compacto, llevamos años conociéndonos. A la gente de Crevillent le pido que viva las fiestas y que nos arrope en los actos, que salga a la calle a vivir estas fiestas de relieve e interés nacional.