Fantasía, creatividad y color fueron las claves del Desfile de Humor que vivió anoche Crevillent. Las doce comparsas festeras salieron a la calle ante un público expectante por conocer la temática del desfile que las agrupaciones trabajaron durante varios meses. Los aplausos, las risas y los bailes espontáneos del público se mezclaron con las coreografías y escenificaciones de los más de 3.000 participantes entre músicos y protagonistas dentro del desfile.

A lo largo de unas dos horas de marcha, los comparsistas decidieron superarse una vez más con los artefactos que pusieron en las calles. Unas obras que elaboran los propios conjuntos y que recibirán un premio a los mejores grupos, artilugios y personajes.

Los temas fantasiosos se ligaron con la tradición y la actualidad más inmediata. El teatro Chapí fue la reivindicativa temática de los Beduinos, algo que se unió a la colorida puesta en escena de los Omeyas, quienes trajeron aromas exóticos de África con el musical de «El Rey León». Benimerins llevó al público a revivir el verano olímpico con una temática en el que se sumergieron en los deportes de élite. Los Marroquíes pusieron un toque musical extra con su desfile sobre coros del mundo. Los Berberiscos trabajaron de manera especial el momento carnavalesco en su marcha. Los Moros Viejos Tuareg pusieron el punto más juguetón con sus disfraces de piezas de Lego, con los que formaron un puzzle lleno de color.

Los Astures hicieron gala a su nombre con su tema «Asturias, patria querida» trasladando al público sabores del norte. Los Caballeros del Cid montaron «el Gran Circo», mientras que los Almogávares llevaron a Crevillent de Safari con los Masáis. La comparsa Castellano-Leonesa llevó al publico a la movida de los años 80 y rememoró su popular música, y los Dragones rememoraron series de televisión míticas y los Maseros homenajearon sus 50 años de comparsa.

Un año más, la escena se ganó al público.