Todo comenzó como una afición con quince años y ahora Cayetano Sánchez vive por jugar, enseñar y difundir el ajedrez en Santa Pola.

Hace casi cinco años Sánchez se mudó a vivir a la villa marinera y desde entonces decidió promover la pasión por este deporte entre sus habitantes. Con los tableros en la calle, organiza partidas y torneos semanales en los que pueden participar personas de todas las edades. En los últimos meses, incluso se dedica de forma profesional a dar clases extraescolares clases extraescolares a los más pequeños en los colegios.

Cada viernes y domingo por la tarde, desde hace dos años y medio, el bar «Good Mood» se convierte en cita para los jugadores de ajedrez que se reunen para hacer partidas y mejorar estrategias. Los curiosos también se aproximan atraídos por estas partidas en plena calle. «Muchas personas se paran y me comentan que han sido ganadores de torneos de pequeños o que siempre les ha gustado jugar pero que hace tiempo que no lo hacen. El gusanillo del ajedrez siempre se mantiene». Las reuniones del viernes por la tarde se hacen a partir de las 19 horas, y acaban convirtiéndose en una cita de gente afín. Los domingos por la tarde se realizan los torneos a las 17 horas con la característica de que siempre va gente distinta y de cualquier edad. «A los torneos han venido varios maestros del ajedrez de varios puntos de España e incluso desde Islandia. Es algo muy enriquecedor», asegura el maestro de ajedrez. Estas partidas consisten en siete rondas de diez minutos para cada jugador. En total, son veinte minutos de juego, lo que normalmente dura una partida amistosa.

Además, Cayetano Sánchez hace cada trimestre un torneo infantil, con trofeos y medallas. En su faceta profesional, el instructor da clases extraescolares en los colegios Ramón Cuesta y Vicenta Ruso; y también en dos colegios de Elche, el San Antonio de la Hoya y el colegio público de Valverde. «Sería interesante que esta afición también se fomentara durante la adolescencia, -señala Sánchez-, porque es una etapa en la que se deja de jugar y es una pena que la gran labor que se hace de pequeños en este campo se pierda en el período hacia la adultez». De los jugadores que aprenden con él, dice, sólo un diez por ciento sigue jugando de adolescente. Sánchez, además, da clases en el centro de mayores La Senia tres veces por semana a partir de las seis de la tarde.

Afición eterna

Sánchez comenzó a jugar cuando tenía 15 años. Le enseñó un amigo a mover las fichas. Jugaba en el instituto a veces. En la etapa universitaria se olvidó de esta afición y la volvió a retomar en el año 1982, a su regreso a Elche ya adulto leyendo el libro sobre partidas de Bobby Fischer. Al año siguiente ganó en un torneo comarcal y dos años después volvió a ser campeón de otro torneo social más importante. A pesar de que confiesa que esta afición volvió a estar aletargada por treinta años más, ahora ha vuelto de manera profesional. «Este juego es una semilla que se queda siempre y aunque esté años dormida, acaba por volver a brotar», asegura el maestro de ajedrez.