Las fiestas de Santa Pola ya han comenzado de manera oficial. Su inicio llegó de la mano de Antonio López, quien ofreció un pregón que no fue al uso, sin corbata y quitándose la chaqueta como una declaración de intenciones «para sentirse cómodo». La teatralidad, la sencillez y el ritmo estuvieron invitados en el escenario del auditorio El Palmeral.

Antonio López prometió sorprender, y lo consiguió alejado de florituras y metáforas. Utilizó un lenguaje sencillo y se ganó al público con expresiones de la tierra como «escampar el poll» o «ser un maero» en su alegato para vivir las fiestas. Subió al escenario a los locutores de una radio antigua, al cartero que le trajo la carta de consejos de la anterior pregonera, Marian Sempere, y a su colla de dolçaina i tabalet.

López destacó el homenaje a su generación, que empieza a ser«viejoven» tal y como él mismo la definió. La generación «A tope 85». El escritor hiló y narró la historia cultural y festera de Santa Pola en las décadas de los 70 y 80 desde una mirada infantil. La candidez de un niño pasó a la mirada de un adolescente que crecía en los ochenta hablando sobre peta-zetas, hombreras e incluso las drogas. Nombró locales de ocio nocturnos de la época, a personajes que recibían y hacían de la noche un referente. Dedicó un espacio a su faceta radiofónica y musical, sin olvidarse de quienes en los 70, «revolucionaron y engrandecieron la fiesta». En especial mentó a las mujeres «entregadas a la fiesta, que moldean la primera ofrenda, los trajes de pescadora, el acto de la reina de las fiestas».

Construir pueblo

A pesar de los recuerdos, el escritor no se ancló en la nostalgia, sino que, aseguró, «tenemos mucho por hacer en este lugar que es tan dado a la autocrítica fácil, pero que en el fondo amamos profundamente». Además, hizo una llamada a construir pueblo desde la cultura y sus bases, y para ello reivindicó el respeto por las tradiciones, y que se apueste por la mejora y fomento de sus infraestructuras para que esa cultura florezca como en su generación. Animó al Ayuntamiento a contribuir a ello.

Como ejemplo de buen hacer, Antonio López elogió los logros de los nuevos jóvenes, en especial los deportistas y a «un buen grupo de jóvenes anónimos emprendedores que se lanzan a la aventura de montar un negocio, que se implican en asociaciones deportivas, culturales, sociales, festeras, incluso a las olimpiadas».

A pesar de que confesó que su experiencia en la fiesta fue mayormente de asistente y público, animó a que todo el mundo la viva. Destacó su dilatada experiencia, desde hace quince años, poniendo la música tradicional en las celebraciones a través de la colla de dolçainers «El Freu». El pregonero de estas fiestas 2016 puso en alza la música festera que, según él «es el cincuenta por ciento de las fiestas y no se podrían celebrar del mismo modo sin ella».

La música, la juventud, las tradiciones, la nostalgia y una mirada hacia adelante marcaron este acto que encabeza las fiestas grandes de la villa marinera.