Las tres compañías, que operan desde el puerto y dependen de la normativa de Capitanía Marítima, tienen una constante guerra desde hace cinco años, cuando se aprobó que los puntos de venta se instalaran en casetas contiguas a lo largo del paseo marítimo. Tabarqueras y lanchas rápidas tienen una lucha por conseguir clientes que ha llegado incluso a traspasar lo profesional y no es extraño oír insultos e incluso agresiones entre algunos vendedores. El Ayuntamiento de Santa Pola se reunirá con Puertos para tratar el asunto. S. m.