El Centro de Investigación Marina de Santa Pola (CIMAR), dentro del proyecto europeo «Fisherman», lleva a cabo un estudio para implantar la licenciatura de Biología Marina en las islas de Comoras (sureste de África). Esta iniciativa surge ante la necesidad de dar a conocer a los habitantes su extenso patrimonio marino para que puedan aprender a conservarlo. Y es que «este es un país que hasta el momento solo había desarrollado el tema de la pesca, pero se desconocían los recursos que pueden obtenerse desde el punto de vista de protección de la costa», explicó Alfonso Ramos, director del CIMAR.

La licenciatura de Biología Marina comenzó a impartirse durante el pasado año. Así, los alumnos han ido aprendiendo a diario los secretos del entorno marino. En este sentido, «Comoras cuenta con 17.000 kilómetros cuadrados de islas, donde se extiende un gran patrimonio con arrecifes de coral, bosques de manglares y praderas, hasta llegar a un total de ocho especies de plantas marinas y alrededor de 1.200 peces diferentes. En España tenemos seis clases de vegetación, donde destaca la posidonia y contamos con 750 animales de este tipo», explicó Ramos.

«La importancia de conocer el fondo marino radica en que la protección de la diversidad frena la subida del nivel del mar, además de que las plantas actúan como rompeolas y sirven para proteger la costa», señaló el director. Al respecto, durante la pasada semana, el personal del CIMAR se desplazó hasta Comoras para impartir un curso sobre la temática y conocer cómo se ha ido desarrollando la licenciatura este año. Además, de cara al próximo curso desde este país se está estudiando implantar un máster sobre el tema.

Este proyecto también ha servido para descubrir cómo podría ser el futuro del mar Mediterráneo, «ya que algunas especies que están entrando por el mar Rojo se encuentran asentadas en Comoras». De hecho, «cuando abrieron el Canal de Suez, al principio no podían pasar por la barrera salina y el agua dulce del Nilo, pero con la presa de Asuán ese límite se destruyó y algunas especies han pasado del mar Rojo al Mediterráneo, colonizando sobre todo Israel, Líbano, Siria y Turquía. También tratan de cruzar por el canal de Sicilia, y algunas especies llegan y otras no», explicó el director. Este es el caso aislado de un ejemplar de pez fugu (venenoso típico japonés) y de la especie trompeta que consiguieron llegar desde el lejano mar Rojo hasta la costa de Alicante.

El proyecto concluye este año y junto a las islas Comoras, participan las Seychelles, Tanzania, Mozambique y Madagascar, en coordinación con la Universidad de Alicante y la de Algarve (Portugal).