Ante las quejas surgidas por el mercado de verano, ubicado en la plaza de Castilla, por la nueva distribución y colocación de las casetas, los comerciantes del mismo han salido a su defensa, recogiendo firmas para lograr establecerse de forma definitiva en la actual localización. De esta forma, reclaman a los vecinos de la zona entendimiento y tolerancia para poder llevar a cabo su labor comercial sin problemas. Y es que, según explicaron a este diario, «hemos desembolsado una mayor cantidad de dinero para adaptarnos y evitar molestias a los residentes de la zona, y cambiarnos de ubicación no es una alternativa que contemplemos».

En este sentido, en cuanto al escrito presentado por los vecinos de Rodríguez de la Fuente donde se recogían diversos problemas de comodidad, seguridad y salubridad, Santiago Sánchez, presidente de la Asociación de Vendedores Ambulantes, señaló ayer que «ya se ha evitado el ruido del desmontaje y los problemas derivados de la circulación, ya que antes nos habilitaban un carril a las siete de la tarde para descargar, y ahora los inconvenientes surgidos por los vecinos no son entendibles, ni tienen fundamento». «El mercado solo comprende 170 metros, por lo que pueden sentarse en el resto del muro, que queda libre a ambos lados, y se han realizado estudios por la Policía Local y nosotros pagamos la vigilancia, por lo que no hay inseguridad. Además, estos servicios incluyen unos aseos para todos los mercaderes, por lo que no habría insalubridad en la arena», declaró Sánchez.

Por todo ello, la Asociación de Vendedores Ambulantes inició la semana pasada una recogida de firmas, que ya cuenta con más de 1.000 apoyos. Estas serán presentadas el próximo martes al Ayuntamiento, para poder seguir ejerciendo su labor comercial en el mismo lugar, y si fuera necesario se estudiaría elevarlas a un órgano de instancia superior.

«Necesitamos una estabilidad y asentarnos en un lugar, por lo que tampoco barajamos que este mercado sea itinerante por el elevado coste de implantar las casetas en otro lugar», señaló el presidente. Y es que, «para evitar los ruidos y adaptarnos, cada puesto ha desembolsado una gran cantidad de dinero, pagando 500 euros por caseta, más la ocupación en vía pública que son 200 euros los dos meses por cada punto de venta, y la vigilancia. Y cambiarnos de lugar incrementaría más del doble esta cantidad, ya que las zonas que se contemplan en puertos son más caras que las de costas, aparte de que nuestros productos están más condenados», explicó Sánchez.

Además, «desde que abrieron el puerto nuevo se ha reducido un 80% la afluencia de gente por este paseo, por lo que contamos con el apoyo de los comercios y restaurantes de la zona, para devolver el turismo al centro», destacó Juan Antonio González, otro de los comerciantes.

Todavía habrá que esperar para ver cómo se desarrolla este problema,y si se logra llegar a un entendimiento por ambas partes.