Un plantón en toda regla. Eso es lo que le dio ayer el alcalde de Crevillent, César Asencio, a la todopoderosa vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra. La número dos del Gobierno valenciano y consellera de Igualdad y Políticas Inclusivas visitaba oficialmente -y por primera vez desde que tomara posesión- la localidad alfombrera, y lo hacía para hacer una ruta por el Hogar del Pensionista y el centro ocupacional Virgen de los Desamparados. La práctica demuestra que, al final, en cualquier ruta de este tipo, acaba habiendo un contacto oficial entre una y otra administración, aunque sólo sea para la foto. Nada. La primera autoridad crevillentina -también vicepresidente de la Diputación de Alicante- simplemente se excusó por motivos de agenda política. Cerraba la puerta así a cualquier tipo de encuentro formal y mucho más a recepción alguna en el Ayuntamiento crevillentino.

Asencio, de hecho, explicaba, prácticamente coincidiendo con la turné de Oltra, que la visita se le comunicó, vía correo electrónico, el lunes a las dos de la tarde. Un plazo de preaviso «muy corto y difícil de gestionar», vino a alegar. Ya se había convocado una junta de gobierno que acababa a las tres de la tarde y, a esas alturas, no se iba a cambiar, sostuvo. Un plazo de preaviso que se hizo con antelación, mantenían, sin embargo, desde el entorno de Oltra. Se avisó la pasada semana y, hasta ayer mismo por la mañana, se hizo un último intento, sin que hubiera mucha suerte, defendieron.

Ahora bien, y, más allá de si el preaviso se hizo antes o después, el alcalde crevillentino se sacó de la manga otra razón, en su opinión, de peso: los centros que visitaba la líder de Compromís, el de mayores y el ocupacional, son competencia de la Generalitat Valenciana, y poco menos que se podía sentir incómodo en una situación en la que las políticas del Consell y las del Gobierno municipal van por sendas totalmente distintas. Otra cosa es si se les hubiera planteado hablar del Centro de Reahabilitación e Integración Social (CRIS), instalaciones éstas para las que el Ayuntamiento se ha visto obligado a reservar una partida de 80.000 euros para acometer unas obras de adecuación que ha puesto como condición indispensable la Generalitat. Dejaba claro que sí, que tendría otras cosas en la agenda, pero que, probablemente, si no las hubiera tenido, las habría encontrado, porque había también un fondo político.

Sea como sea, el regidor defendió que no era un desplante ni mucho menos. Cuando iban los consellers del PP, los demás grupos -en la oposición- no iban a recibirlos. Ayer, sin embargo, tanto Compromís como el PSOE estuvieron al lado de Oltra, y los portavoces de una y otra formación, José Manuel Penalva y Javier Asensio, utilizaban términos como «inexcusable» o «incalificable» para calificar el proceder de César Asencio.

En cualquier caso, llueve sobre mojado. Desde el entorno de la Vicepresidencia del Consell aseguraban que no querían hacer sangre. No obstante, ya ocurrió en una visita anterior del conseller de Economía, Rafa Climent, también de Compromís, al municipio. Hubo desplante y los argumentos, a grandes rasgos, vinieron a ser los mismos: no se había avisado a tiempo y Asencio ya tenía otras cosas. A ello, como comentaban ayer en determinados círculos de Compromís, se suman las largas que está dando el presidente de la Diputación, César Sánchez, a mantener un encuentro con Mónica Oltra. Y todo ello, como telón de fondo, con la petición formalizada el pasado verano por el inquilino del Palacio Provincial para tener un encuentro con el jefe del Consell, Ximo Puig, que, hoy por hoy, sigue a la espera. Donde las dan las toman, venían a interpretar algunos ayer.