Lidiar con el temor a ser rechazados por ser homosexual, ser testigos de la homofobia y de los prejuicios en el ámbito familiar, laboral y educativo... son algunas de las situaciones que conoce muy de cerca la asociación LGTB de la localidad alfombrera. Su lucha no ha hecho nada más que empezar en un pequeño municipio donde consideran que la base del problema está en la educación. Por ello, su meta es llevar la sensibilización a los colegios e institutos.

¿A cuánta gente aglutina la asociación en su primer año de vida?

Actualmente somos 25 socios, son muy pocos teniendo en cuenta que la cuota que tenemos es meramente simbólica de 15 euros al año, lo que equivale a un café al mes. Sabíamos que hacer socios es muy difícil, si ya lo es unirse a cualquier asociación, mucho más cuando la asociación representa a un colectivo que durante muchísimos años ha estado totalmente invisible ante la sociedad. El hecho de que los vean o los relacionen con este colectivo es motivo de ponerles la etiqueta.

¿Por qué puede costar tanto adherirse al colectivo?

Que una niña de 17 años te diga que le gustaría venir a las reuniones y actos que organizamos, pero que tiene miedo de que sus padres les diga algo porque no saben que es lesbiana, lo explica, o la persona adulta que lo sabe todo el pueblo que es gay, pero tiene miedo de que en la cola del supermercado, la carnicería o en cualquier otro sitio su madre oiga que están hablando de su hijo. Eso hace que la gente sea reacia a pertenecer a nuestra asociación LGTB. Por lo que tenemos presente que no vamos a tener muchos socios, pero eso no quita que la asociación haya tenido una increíble repercusión a todos los niveles.

¿Qué importancia ha tenido para Crevillent este paso?

Lo verdaderamente importante es la visibilización de nuestro colectivo, aunque todos sabemos de todos, aunque parezca que no hay nada que enseñar, sí lo hay. Es muy importante mostrarse ante los demás, salir del armario, porque «lo que no se ve no existe, lo que no se enseña no se ve». La necesidad de la visualización, de la existencia del colectivo, se hace más que necesario para poder no ser discriminado y frenar y corregir prejuicios, estereotipos, roles y conductas.

¿Cuáles han sido sus principales reivindicaciones?

En tan solo un año, es poco lo que hemos podido revindicar. Estuvimos presentándonos en sociedad en abril de 2015, desde entonces hasta hora, hemos estado el día contra la LGTBIfobia. El día del Orgullo por primera vez se colgó del balcón del Ayuntamiento la bandera arco iris, símbolo de nuestro colectivo. Estuvimos, también, realizando las primeras jornadas de lucha contra el sida, en los institutos. A parte de estas reivindicaciones, hemos estado apoyando y asesorando a personas que nos han pedido ayuda en el terreno profesional pidiendo y exigiendo los derechos que les corresponden como trabajadores y a quien les daban largas solo por ser homosexual.

¿A qué obstáculos se han enfrentado los homosexuales o transexuales en Crevillent?

En Crevillent como en cualquier otra población existe la homofobia, la mayoría de personas si les preguntas te dirán que no son homofóbicos. Sin embargo, cuanta más visibilidad tengamos mas homofobia habrá. Que gente joven se ría o se mofe de una persona por ser gay eso es homofobia, si la gente que está alrededor se ríe de ello, eso es homofobia. Que hagan uso de una fotografía graciosa de una transexual, con el propósito de hacer daño, eso es transfobia, que a una persona se le acose en el trabajo por ser lesbiana y tenga que cambiar de trabajo eso también es homofobia.

¿El hecho de ser un pueblo agrava los prejuicios?

En un pueblo es lo mismo que en cualquier ciudad, pero el miedo y la ansiedad es mayor en nosotros mismos, sabemos que pueden llegar a ser muy crueles jóvenes y mayores, y tienes que tener una personalidad muy fuerte para hacer frente ante cualquier rechazo, discriminación o burla homófoba.El miedo al rechazo existe, sobre todo, en la etapa tan difícil como la adolescencia. El miedo a que te vean como un enfermo. Miedo a decepcionar sobre todo a tus padres, pues lo que ellos siempre han vivido es la heterosexualidad como lo que tiene que ser.

¿Cuáles son las aspiraciones de la asociación para este nuevo año?

La base para que la sociedad te acepte, te respete es la educación. Tenemos una meta muy concreta que es llegar a colegios e institutos e intentar llegar a la base, que se nos vea y se normalice nuestro colectivo. Siempre estará el chulo o macarra que intente dominar, burlar o mofarse del mas débil. Pero lo que si podemos hacer es dejar aislado a esa persona, que al menos la gran mayoría lo rechace cuando vea alguna agresión tanto verbal como física, ya sea homófoba como sexista. Este año queremos realizar un desfile-manifestación reivindicativo para el Día del Orgullo, el 25 de junio, con el espíritu de que el pueblo se implique, colabore y participe por una buena causa como es contra el bullying y la transfobia en los colegios.