El ingeniero Joaquín Mas Belso inició ayer la cuenta atrás hacia la Semana Santa de Crevillent con la lectura del tradicional pregón en la parroquia de Nuestra Señora de Belén de la localidad alfombrera.

En su discurso, sazonado por el canto del Coro Rabinos, el ingeniero crevillentino se erigió como representante del «necesario relevo generacional que en su momento se produjo» en la Semana Santa crevillentina para aportar una perspectiva de mejora constante en la celebración y actos de los festejos por la pasión cristiana. «La Semana Santa de Crevillent está en pleno apogeo, pero no será fácil mantenernos en ese punto de forma permanente», avisó. «No debe ser estática, sino dinámica, viva y debemos dejarla evolucionar sin temor, por supuesto siempre en el marco del respeto a las tradiciones», añadió para advertir que: «En caso contrario, se podría caer en una nunca deseable rutina».

En ese sentido, Mas Belso incidió en «la trascendencia de educar» a las nuevas hornadas para seguir ofreciendo una festividad de alta calidad. «La Semana Santa del 2050 será lo que los crevillentinos nacidos a partir del 2000 quieran que sea», manifestó. Será el ejemplo que personifica a día de hoy el pregonero, como se encargó de recordar: «Los cimientos de la Semana Santa de mi niñez eran fortísimos, pero para poder explotarlos era necesario la incorporación de savia nueva que aportaran empuje e ilusión», dijo.

El pregonero promulgó sus recuerdos de infancia vinculados a la Semana Santa crevillentina y las escenas que más emoción le evocan: «Mi momento de reflexión se produce en la madrugada del Miércoles al Jueves Santo, durante la procesión del Traslado, sin ningún público y bajo el anonimato que me aporta el caperuz», comentó.