Aunar tradición y solidaridad. Eso es lo que pretende un año más la Cofradía Entrada de Jesús Triunfante en Jerusalén de Crevillent con su XII Taller de Palma Rizada. En esta ocasión, el lugar elegido como sede para llevar a cabo esta labor artesanal es el Museo Julio Quesada, en Cooperativa Eléctrica San Francisco de Asís.

Voluntarios de la localidad están confeccionando las palmas de solapa con el objetivo de venderlas y recaudar fondos que se destinarán a la compra de alimentos de primera necesidad, y que la Cofradía de Jesús Triunfante donará a Cáritas y a la Conferencia San Vicente de Paul. Los «artesanos» iniciaron su actividad el pasado mes de enero, y continuarán hasta marzo, poco antes del Domingo de Ramos. Las sesiones se celebran los lunes y miércoles de 17 a 20 horas, y todos los voluntarios, sin excepción, muestran su alegría y satisfacción por poder cumplir una doble función: contribuir al mantenimiento de una tradición muy arraigada, y aportar su granito de arena en una causa benéfica. Durante el taller del año pasado, se confeccionaron alrededor de 2.000 palmas, y se recaudaron 1.800 euros.

La iniciativa cuenta con la colaboración de la Concejalía de Cultura, que costea parte de las palmas que se trabajan de forma artesanal, y de la Cooperativa Eléctrica, que apoya el taller económicamente y cede sus instalaciones de la calle Corazón de Jesús. También Caja Rural Central ofrece una aportación económica. Además, las palmas se van guardando en frigoríficos para su conservación gracias a la colaboración de Floristería Lucía y del supermercado EcoRiquelme.

Durante la inauguración del taller, el presidente de la Cofradía, Juan Luis Mas, declaró que «el objetivo es atender las primeras necesidades de las personas que lo están pasando mal». Por su parte, la edil de Cultura, Loreto Mallol, manifestó que «con esta actividad se unen tradición, cultura y solidaridad y por ello, cuenta con el apoyo del Ayuntamiento». Por último, el presidente de la Cooperativa, Guillermo Belso, resaltó que «junto a una acción de ayuda a los más necesitados, el taller de rizado de palma es una tradición que se debe conservar en la cultura crevillentina».