Como cada año, la Vinguda de la Mare de Déu de Loreto congregó la noche del jueves 10 de diciembre a cientos de santapoleros en torno a esta tradicional celebración. Según la leyenda, en 1643, un pesquero con destino a otro puerto se vio obligado a recalar en Santa Pola por causa de un fuerte temporal; en el barco viajaba como pasajera una imagen de la Virgen de Loreto. Cuando amainó el temporal, el barco se hizo a la mar y tuvo que regresar a puerto dos veces más antes de poder partir, por lo que los tripulantes entendieron que la Virgen de Loreto deseaba quedarse en la villa marinera.