El cadáver de Remedios Ludeña Gea, desaparecida en Santa Pola en 1991 cuando tenía 19 años, no estaba en el pozo del barranco de Catarra. Lo ha descartado la Policía Judicial de la Guardia Civil después de llegar al fondo del foso donde lo han estado buscando, a más de 16 metros de profundidad, y no encontrar vestigio alguno. Apenas retales de ropa, piezas de ropa interior o medias, algún hueso de animales pequeños o un antiguo cubo para extraer agua, y un reloj de mujer que no se sabe de quién es. Diez días ha durado la inspección de la zona, desde que el martes 20 comenzaran a romper el suelo con una excavadora, descendieran hasta los cinco metros aproximadamente y pararan al comprobar que necesitaban a una empresa especializada, que instaló su infraestructura el sábado pasado. Palmo a palmo, metro a metro, hasta ayer.

Poco antes de las 16.30 tocaron fondo, roca viva, con algunas grietas por las que mana agua salada con arena, procedente ya del mar. Para comprobar si era realmente el fondo emplearon una pértiga y una contrapesa de una tonelada, con la que golpearon para intentar romper y seguir bajando. Pero no pudo ser, y los especialistas le dijeron a la Guardia Civil que ese es el fondo del pozo. No hay más. Se sabe también porque las antiguas marcas para subir y bajar se acaban a un metro del suelo.

En la superficie quedó una montaña de restos de escombros, de piedras, fragmentos de materiales, trozos de madera y piezas de hierro que se han ido inspeccionando con tesón. Y es que un operario accedía al pozo entrando en vertical por dentro de un tubo de 80 centímetros de ancho (con el espacio justo para doblar las rodillas y recoger restos del suelo), llenaba cubos con tierra y esos capazos iban sacándose con una polea y revisándose ya fuera. Lo que parecía tener algún sentido ha ido a parar a bolsas de pruebas que ahora se analizarán (sobre todo telas) y lo que no al montón. Y ahí quedan los restos de un pozo que se ha vaciado por completo sin llegar a encontrar nada. El agujero se tapará hoy, previsiblemente, y de nuevo se sellará la entrada.

Continuar

Pese a todo, los investigadores tendrán ahora que decidir si continúan con una línea de investigación que abrieron hace algunas semanas y a pesar del tiempo que ha pasado de la desaparición, al amparo del Juzgado de Instrucción número 5 de Elche, que se ha hecho cargo del asunto. Algunos testimonios recientes han aportado información que se podrá seguir validando por otros cauces, pese a que la no aparición del cadáver resulta decisiva.

La familia de la joven desaparecida asegura que a lo largo de los años ha ido poniendo en conocimiento de la Guardia Civil y de la Policía Nacional de Elche todas las pistas que ha ido conociendo a través de comentarios o incluso rumores. También relata que la mujer desapareció un vez anterior en 1989, según creen secuestrada por un grupo de personas que planeaban prostituirla, y que logró escapar pero nunca se esclareció aquel episodio.