La lluvia deslució el final de las fiestas de Moros y Cristianos de Crevillent. El agua que cayó ayer por la tarde obligó a suspender la procesión festera y el castillo de fuegos artificiales. No obstante, los festeros sí que pudieron celebrar, por la mañana, la ofrenda floral y la misa festera.

La imagen del santo presidió por la mañana, desde la plaza de la Constitución, la entrada de las niñas y mujeres festeras que participaron en la Ofrenda Floral. Haciendo gala de su habitual alegría en los desfiles, las féminas de todas las comparsas agasajaron al santo a las puertas de la parroquia de Nuestra Señora de Belén, con flores de lo más variadas.

Acto seguido, se ofició en la parroquia de Belén la Santa Misa concelebrada, y se produjo uno de los momentos más emotivos de la jornada: la lectura de la carta que el Papa Francisco remitió al párroco Miguel Riquelme Pomares, asesor religioso de la Asociación de Fiestas, con motivo del 50 aniversario de los Moros y Cristianos. En ella, el Santo Padre animó a todos los festeros y crevillentinos en general «a seguir intensificando los esfuerzos para fortalecer la fe recibida por el agua del bautismo, de modo que sean instrumentos de la Paz de Cristo y portadores de su presencia en medio de la sociedad». Además, «invocando la maternal protección de Nuestra Señora del Rosario» -patrona de Crevillent- el Papa Francisco impartió complacido «la implorada Bendición Apostólica». Tras el acto religioso, la Banda «Sociedad Unión Musical de Crevillent» interpretó el Himno a la Festa.

Por último, a las 20 horas, estaba previsto que partiese de la Parroquia de la Santísima Trinidad la Solemne Procesión Festera en honor a San Francisco de Asís. Sin embargo, la lluvia obligó a suspender la procesión, así como el castillo de fuegos artificiales que, como colofón, se suele disparar en la Plaza de la Constitución.