La cena de la luna llena reunió en la madrugada de ayer a alrededor de 3.000 personas en Santa Pola del Este en una de las cenas más grandes del mundo, según los organizadores.

La tradicional cita en el paseo de la Cadena contó con una larguísima mesa dispuesta para los vecinos de la localidad costera y también para cientos de visitantes atraídos por una jornada mágica.

«Es una cena que reivindica la amistad y el encuentro entre vecinos y veraneantes, entre amigos que sólo se ven una vez al año. Todo ello con un marcado tinte social», destacó la presidenta de la Asociación de Vecinos Calas del Este, María Dolores Mulá.

Si bien, este año, la cena contó con menos asistentes, ya que, en ediciones pasadas hubo hasta 5.000 personas. Y es que, este verano, la actividad se ha retrasado a final de mes, cuando normalmente solía celebrarse en julio o principios de agosto.

«La luna es la que manda en el calendario y nos hemos tenido que adaptar al ciclo lunar. También pensamos que en julio, como caía a final de quincena, habría menos veraneantes», apuntó Mulá.

Así las cosas, la cita consiguió conquistar a los participantes por el embrujo de la luna llena y también, por las actividades lúdicas que tuvieron lugar durante toda la noche. Por su parte, Icnelia puso en marcha talleres solidarios para que los niños aprendieran el valor de la educación. La Fundación Dahrma también llevó toda una serie de juegos e información de los proyectos que desarrolla en La India. De la misma manera, estuvieron presentes la fundación Vicente Ferrer, la Colla El Freu y Asare.

La Agrupación Astronómica de Santa Pola puso a disposición de niños y mayores sus aparatos para poder contemplar la inmensa luna azul, así como Júpiter, Venus o Saturno.

El dinero recaudado durante la cena de la luna llena será destinado a Cáritas para ayudar a los más necesitados.