Un hombre que fue detenido el pasado viernes por viajar en taxi sin llevar dinero para pagar desde Barcelona a Santa Pola ha aceptado cuatro meses de prisión por un delito de estafa que se le han conmutado por ocho meses de multa (un total de 1.440 euros) siempre y cuando pague los 900 de la carrera al taxista en un plazo de diez días. De no ingresar esa cantidad, se revocaría la sustitución de la pena e ingresaría en prisión.
A cuadros se tuvo que quedar el conductor cuando un hombre se subió en su taxi en Barcelona el pasado viernes y le pidió que le llevara a Santa Pola. Tal y como adelantó este diario el lunes, en un momento dado del recorrido el taxista vio que su cliente, que le había pedido parar en una estación de servicio, robaba productos de alimentación de la tienda y volvía a subir al coche. Al percibir esa conducta comenzó a sospechar de su pasajero y contactó con sus compañeros de Barcelona, a quienes iba relatando por dónde iba conduciendo para que avisaran a la Policía y el cliente pudiera ser detenido, temiendo que fuera armado o pudiera pretender secuestrarle.
El hombre temió por su vida y se llevó un buen susto cuando, al llegar a la altura del faro por la carretera nacional 332, el cliente le pidió que se desviara para ver la vistas. Creyendo que podía empujarle por el acantilado, el taxista se negó a bajar del coche pese a la insistencia del pasajero, que le invitaba a disfrutar del paisaje, diciéndole que padecía vértigo. Policía Local y Guardia Civil de Santa Pola montaron un dispositivo con controles en la carretera para interceptarle y comprobaron que no tenía dinero. El pasajero reconoció que no pensaba pagar, por lo que le detuvieron por estafa. Lo más curioso es que tras firmar su conformidad con la pena, el hombre salió del juzgado de guardia de Elche el sábado pidiendo dinero para un autobús o, de lo contrario, que le indicaran la parada de taxis más cercana.
