Las máquinas han tomado el colegio Hispanidad de Santa Pola para acometer un reivindicado y soñado derribo. Después del hundimiento del suelo en un aula de Primaria, que dejó a nueve escolares y una profesora heridos hace ya casi dos años, han comenzado los trabajos de demolición.

El edificio, vacío desde el día después del accidente, será tirado abajo para construir un nuevo edificio, tal y como prometió la Conselleria de Educación tras el suceso y debido al profundo estado de deterioro del centro.

De esta manera, la maquinaria se trasladó el miércoles por la noche al colegio para comenzar los trabajos, que ayer continuaron coincidiendo con el horario escolar.

No obstante, los operarios interrumpieron momentáneamente las tareas durante la entrada y la salida de las clases para evitar causar molestias a los escolares de Infantil, que acuden al edificio próximo, a los alumnos de los centros cercanos y a los vecinos que transiten en la zona.

Así, un arquitecto de la conselleria también estuvo ayer presente en las obras para garantizar la seguridad en la zona y comprobar el inicio de los trabajos. De hecho, desde el Ayuntamiento aseguraron que los trabajadores llevan a cabo un riego permanente de los terrenos afectados para evitar la acumulación de partículas en el ambiente.

A lo largo de la mañana, los técnicos se centraron en el ala izquierda del colegio, espacio que coincide con el salón de actos, y con la casa del conserje. Además, la empresa concesionaria continuó con el derribo por la tarde y estiman completar la actuación en tres días.

Desde la Asociación de Padres y Madres del «Hispanidad» aplaudieron el inicio de la demolición después de meses de insistencia, pero criticaron que las obras «podrían haberse realizado antes, durante las vacaciones, porque ha habido mucho tiempo y así evitar a los niños el ruido y el polvo».