Los vecinos de la calle San Isidro de Crevillent se quedan sin trasteros. El Ayuntamiento ha aprobado el derribo de las edificaciones que hay fuera de ordenación en el margen derecho de la vía, al tratarse de construcciones privadas que se realizaron en los años 70 sin licencia municipal.

De esta manera, las construcciones, utilizadas habitualmente por los vecinos como cobertizos, incluso para guardar animales o plantas desaparecerán y en su lugar habrá un aparcamiento. Una actuación, que según el Consistorio crevillentino corresponde a una necesidad del pueblo en general y que ha sido consensuada con los residentes de la calle.

El alcalde César Augusto Asencio, junto al concejal de Obras, Rafael Candela, visitó la zona para ver las edificaciones y vallados que se van a demoler y comprobar sobre el terreno el proyecto que se va a ejecutar. En el mismo se habilitará, además, una acera y una barandilla de protección de peatones con una valla metálica de metro y medio de altura. Asimismo, en la junta de Gobierno se aprobó este proyecto de demolición y reordenación del lateral de subida a San Isidro para solucionar la situación que se viene dando desde hace más de 40 años de ocupaciones precarias.

El importe de la actuación asciende a 15.000 euros para proceder a la demolición y reordenación de todo este espacio.

En la ejecución de las obras, el Ayuntamiento invitará a empresas de la localidad a que presenten sus ofertas, adjudicándose a la más ventajosa. El plazo de ejecución de las obras será de 1 mes.

El alcalde de Crevillent explicó que «la zona en la que se va a actuar, es una antigua vereda de dominio público, en la que los vecinos que tienen sus casas en el margen izquierdo, de forma espontánea en los años 70 comenzaron a construir en frente habitáculos para ampliar servicio a sus propias viviendas, pero todo ello sin licencia o autorización». En este sentido, el primer edil explicó que «con la demolición, se va a dotar este tramo de la calle de mayor seguridad vial, porque ahora se estrecha la carretera en el margen derecho y existen puntos de peligrosidad"«

Desde la concejalía de Obras, se planteó a principios de legislatura la necesidad de dar solución a este problema histórico y, según el Ayuntamiento, en unas dos semanas podrán comenzar los trabajos, una vez que se ha llegado a un consenso con los vecinos. «Es una solución consensuada y hablada con los vecinos, porque ellos se van a ver beneficiados también de la actuación que va a hacer el Ayuntamiento», indicó el alcalde.

Todas las construcciones y habitáculos de San Isidro se van a derribar, excepto una pequeña construcción, porque, desde el Consistorio aseguraron que su propietario la tiene escriturada. En total se procederá a la demolición de una superficie de 147,50 metros cuadrados con escombros contaminantes como la uralita.