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Crevillent

«La codicia llevó al hombre a destruir una maravilla natural»

La venezonala Beatriz Carolina Peña Núñez ha recibido el premio de divulgación histórica Juan Antonio Cebrián por su novela «Fonolitos»

La escritora Beatriz Carolina Peña con su libro. SERGIO FERRÁNDEZ

La venezonala Beatriz Carolina Peña Núñez ha recibido recientemente en Crevillent el premio de divulgación histórica Juan Antonio Cebrián por su novela «Fonolitos». La escritora trabaja actualmente en Nueva York como profesora de Lengua y Literatura Castellana, y desde allí viajó a Crevillent a recibir el galardón.

¿Cómo conoció el certamen?

Me muevo mucho por la red y visitando páginas conocí el premio. Decidí participar porque vi que lo habían ganado personas de cierto prestigio dentro del área académica y porque ofrece la publicación de la obra. Es una gran estímulo saber que si ganas se va a publicar la novela.

Ha ganado el premio con «Fonolitos». ¿De qué trata?

Es un estudio sobre las piedras campanas ubicadas en un cerro que durante la época prehispánica se consideraba sagrado, en un pueblo llamado Eten (Perú). Estas piedras tenían la propiedad de sonar como campanas cuando se les golpeaba con otras piedras. Conocí estas piedras a través de un pasaje de viaje y me quedé muy intrigada. Tras un tiempo retomé el tema, estuve en Eten y he hecho un estudio de los elementos sagrados de la época de los indígenas y, después, de la época colonial donde los franciscanos tuvieron que redefinirlas en lugar de destruirlas, que fue un gesto muy sabio. En la novela hago un recorrido por la historia de estas piedras.

En su trabajo hace referencia a milagros...

Efectivamente, en 1649 en el pueblo de Eten hubo un milagro eucarístico y se cuenta, según la documentación que hay en el archivo franciscano de la ciudad de Lima, que en la ostia se presentó la imagen del niño Jesús vestido con una túnica morada. Cuando sucedió se decía que dentro de la iglesia habían niños tocando instrumentos musicales. Luego se vio que como las piedras estaban en una montaña cerca de la iglesia, se interpretó que unos ángeles habían tocado las piedras dándoles el sonido de campanas. No obstante, esto no es cierto ya que más adelante se comprobó que las piedras sonaban así. Mi conclusión es que se utilizó el milagro para darles un significado cristiano y que las piedras no estuvieran vinculadas con el diablo.

¿Qué queda de estas piedras?

Las piedras fueron destruidas, eran muy grandes, de unos dos metros. Lamentablemente a principios del siglo XX un consul extranjero que se encontraba en Eten las dinamitó, según cuenta la historia popular, al creer que el sonido que emitían las piedras se debía a que tenían oro.

Ahí es donde entra la codicia en su novela...

La codicia llevó al hombre a destruir una maravilla natural.

El premio lo ha recogido en Crevillent. ¿Qué le ha parecido?

He sentido mucha calidez, se me han brindado una gran bienvenida. Nunca había estado en esta zona y me ha gustado bastante.

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