Sólo con palabras. Así, la villa marinera se sumergió ayer en las fiestas patronales en honor a la Virgen de Loreto. Un discurso inspirado en las emociones más íntimas del pueblo santapolero y en muchas de sus raíces marcó anoche el inicio de los ocho días festivos de la localidad.

El reconocido maestro Pascual Antonio Ruso Alba quiso recurrir a los pregones de toda la vida y apostó por la oratoria para entusiasmar al público que llenaba el Castillo Fortaleza.

Con el alumbrado de fiestas ya encendido, las banderas de los Moros y Cristianos colgadas en la edificación, antigua sede del Ayuntamiento, los cargos festeros en la plaza, las autoridades locales y los vecinos, en general, comenzaba el pregón.

«Porque las fiestas son un volcán de emociones, un torrente de recuerdos, un mar de sentimientos, secretos de vivencias y nostalgias, y multitud de diversiones, que se prodigan en nuestras vidas cuando la casualidad lo previene o el santoral lo determina», comenzaba el vicepresidente de la asociación cultural L'Antina.

El legado de la isla de Tabarca, la pesca, las costumbres marineras.. también llenaron las palabras del pregonero.

Así, durante la noche tampoco faltaron las alusiones a la evolución de las fiestas y al enorme esfuerzo de todo el pueblo por mantenerlas vivas.

Con la misma emotividad que comenzó, el maestro santapolero quiso culminar el pregón con un homenaje a todos aquellos que han contribuido a escribir la historia de la villa. «Y se han fundido en ese sentir colectivo que debe ser la fiesta. No hay un solo protagonista, los actores somos todos», afirmó Ruso Alba en el broche final de su intervención.

Tras el pregón, el público pudo disfrutar con la actuación de la banda de la Unió Musical, dirigida por José Jaime Sempere, así como con el ballet de Asun Noales y Sebastian Rowinsky y los coros del Orfeón Cantabile.