La Generalitat Valenciana, el Ayuntamiento de Crevillent y la Universidad de Alicante colaboran en el proyecto de investigación y puesta en valor de la Peña Negra, uno de los yacimientos protohistóricos de mayor interés del país, donde se han reanudado las excavaciones después de casi tres décadas.

La actuación se enmarca en el plan por el que la Conselleria de Cultura destina un total de 105.930 euros a las universidades para intervenciones en yacimientos.

La directora general de Cultura, Marta Alonso, visitó, junto con el alcalde en funciones de Crevillent, Rafael Candela, la reanudación del plan de excavaciones ordinarias en el yacimiento orientalizante de la Peña Negra, cuyo emplazamiento se halla en ese municipio alicantino.

Según fuentes de la Generalitat Valenciana, la Peña Negra puede considerarse uno de los yacimientos protohistóricos de mayor interés de la Comunidad Valenciana, en particular, y de España y el Mediterráneo Occidental, en general.

Ocupa un lugar privilegiado en las tierras septentrionales del sureste, en la comarca del Baix Vinalopó, aunque no muy alejado de la desembocadura del río Segura, lo que explicaría su espectacular desarrollo en la antigüedad.

El yacimiento fue objeto de excavaciones sistemáticas durante los años 70 y 80 del pasado siglo, dirigidas por el profesor de la Universidad de Alicante Alfredo González Prats.

Estos trabajos contribuyeron a documentar un extensísimo yacimiento con una completa secuencia estratigráfica entre los siglos IX y VI a.C., a lo que hay que añadir la excavación de una extensa necrópolis de incineración vinculada al asentamiento, que permite correlacionar la información funeraria con la procedente del hábitat, algo excepcional en el Sureste y Levante español.

Otros poblados

Además, existen datos de excavación y prospección del entorno inmediato del yacimiento crevillentino, y, en general, de las tierras de la Vega Baja del Segura y el Baix Vinalopó, donde destacan los poblados, de mucha menor entidad, de Los Saladares (Orihuela) y Caramoro II (Elche), así como el enclave fenicio de La Fonteta, en Guardamar del Segura.

Desde la última intervención arqueológica en el yacimiento han transcurrido 27 años, a lo largo de los cuales se ha producido un deterioro relacionado con la propia erosión del lugar, que ha propiciado la colaboración de la conselleria de Educación, Cultura y Deporte con la Universidad de Alicante para retomar los trabajos científicos y de puesta en valor del yacimiento.