Crevillent ha empezado a movilizarse por una buena causa: ayudar a un niño de la localidad que necesita la solidaridad de sus vecinos. Se trata de Francisco Galvañ, un niño de 13 años, que vive con su madre, Ana Isabel Asencio.

Este crevillentino padece una parálisis cerebral que afecta a sus extremidades inferiores y le provoca un retraso madurativo. Para moverse, utiliza unas muletas, pero éstas son insuficientes para que el niño pueda llevar a cabo una vida normal, y jugar y relacionarse con los demás chicos de su edad. Además, acaban de diagnosticarle escoliosis y constantemente se está sometiendo a operaciones.

Así las cosas, Francisco necesita actualmente una silla de ruedas motorizada y unos corsés sanitarios para tratar su escoliosis. En total necesita 6.000 euros para mejorar su calidad de vida, una cantidad de dinero de la que no dispone actualmente su familia.

Ante esta situación, Ana Isabel, animada por amigos, se ha decidido a iniciar una campaña de recogida de tapones de plásticos con los que financiar la compra de la silla de ruedas motorizada y los aparatos sanitarios que necesita Francisco, y que no financia la administración. "Me he puesto en contacto con la Fundación Seur y han aceptado nuestro caso, aunque nos han puesto en lista de espera. Así que hemos empezado a recoger nosotros los primeros tapones".

En total, apunta la crevillentina, "pensamos que necesitaríamos unas 30 toneladas de tapones, ya que por cada mil kilos están pagando unos 200 euros en las plantas de reciclaje". Por el momento, la madre de Francisco ha empezado a moverse por los colegios e institutos de la localidad, donde ya han empezado a recoger tapones para ayudar a la causa. "Acaban de llamarme de su instituto, el Canónigo Manchón, para que pase a recoger un par de bolsas", decía ayer la madre de Francisco.

Ana Isabel explica que "estoy divorciada de su padre, que no nos pasa la pensión. Además, no tengo trabajo porque mi hijo requiere de mi atención cuando no está en el instituto, y salgo adelante con los trabajillos que me van saliendo y con la ayuda de mi familia, que me apoya en todo lo que puede, pero no podemos hacer frente a este gasto". Además, apunta la madre, "como antes trabajaba como autónoma en la hostelería no tengo derecho a ayudas, y todavía estamos esperando a que nos den la ayuda de la Ley de la Dependencia, que tenemos aprobada desde el año 2010".

Así, el bienestar de Francisco está ahora condicionado a la colaboración de los ciudadanos que entreguen los tapones necesarios para financiar la silla motorizada y los corsés. Una ayuda que ya han empezado a recibir en forma de bolsas repletas de tapones.