Crevillent celebra esta noche uno de sus actos sociales más importantes, enmarcado en las fiestas patronales y de Moros y Cristianos. Se trata del acto de proclamación de Capitanes y Bellezas, que arrancará a las 20.15 horas en la Casa Municipal de Cultura. El mismo contará con el arquitecto local Enrique Manchón como mantenedor. Manchón cuenta con un gran currículum dentro de la fiesta crevillentina. Es festero de la comparsa Beduinos desde 1969 y ostentó la Capitanía Mora en el año 1981. Además, entre los años 1992 y 2001 fue el presidente de la Asociación de Fiestas de Moros y Cristianos "San Francisco de Asís", un periodo en el que se consiguió el actual Casal Festeo y el Monument a la Festa. Finalmente, en el año 2001 recibió el título de asociado de honor de la entidad.

Hoy afronta un nuevo reto dentro de la fiesta.

Así es. Cuando me lo propusieron me hizo mucha ilusión. Pero hoy quizás no, porque uno se ve superado porque el acto y la fiesta es compleja. Esto no es un ciclo de conferencias, sino un acto muy controlado y lo que quieres decir es mucho y el tiempo es muy limitado. Así que he pensado mucho en las cosas que quiero decir, y, a la vez, he renunciado a muchas que me gustaría trasladar.

¿Qué mensaje tratará de trasladar al público?

Uno es escéptico por naturaleza y aunque vivimos un momento difícil, pienso que no por eso debemos renunciar a la fiesta. Quizás este momento actual justifique más la necesidad de esa fiesta. Cuando el hombre quiso sacralizar los espacios construyó templos, pero cuando quiso sacralizar el tiempo constituyó las fiestas. Y cuando digo fiestas me refiero a la celebración. Así que en momentos de cierta debilidad, como el actual, las fiestas son mucho más necesarias.

¿Cuál es el punto fuerte de las fiestas de Moros y Cristianos?

La idea que yo tengo de las fiestas es que Crevillent tiene la suerte de que cuando hace fiesta todo el pueblo vive la fiesta. Tanto cuando celebramos Semana Santa o Moros y Cristianos, todo el pueblo está de fiesta. Y eso que para nosotros puede parecer obvio, no ocurre en todos los sitios. No hay nada más triste que ver una comparsa siguiendo un banderín en un pueblo donde el resto de la gente no viva la fiesta.

¿Cómo vendería usted la celebración crevillentina?

Lo cierto es que este es un hecho que a mí no me preocupa mucho. Y no quiero decir que lo vea irrelevante. Sino que pienso que la asociación y el Ayuntamiento deben preocuparse de hacer fiesta del pueblo y para el pueblo. Lo demás si viene caerá por si sólo. Se trata de crear fiestas para los crevillentinos. Y cuando eso se produce siempre hay alguien que invita a alguien, y así sucesivamente. Lo más importante es cultivar la propia fiesta. Aunque nos alegramos de que la gente venga, porque Crevillent es un pueblo acogedor.

¿Cómo valora la evolución de la fiesta?

La fiesta se hace grande. Cuando se creó todo estaba por descubrir. Entonces había mucha banalidad y comportamiento ignorante. Todo era nuevo y adoptábamos unas actitudes que no se correspondían con la verdadera fiesta. Hoy, por fortuna, todas estas cosas se han matizado y salimos de una manera propia y estupenda. Por ejemplo, cuando en Crevillent hay una comparsa como los Dragones que sale a la calle cantando la Estoreta como marcha cristiana están reconociendo que los Moros y Cristianos están arraigados con raíces propias.

¿Qué acto le gusta más?

La fiesta es completa. La trilogía festera que sigue estando vigente es una historia para rememorar, aunque sea a través de la parahistoria, con un santo al que honrar y unos actos parafernales. El santo, la tradición o la historia y los actos parafernalesÉ ¿Qué es más importante? ¿Con qué te quedas? Todo es importante.