Las tropas moras estarán lideradas estos días en Crevillent por Francisco Maciá. Un fundador de la fiesta que tiene el honor este año de ser el capitán con los Beduinos, junto a su mujer, la sultana Encarnación Candela.

¿Qué le llevó a ser capitán?

Un poco las circunstancias y los amigos que siempre me han animado a ello. Aunque no lo teníamos claro, porque no sabía si serlo con mi hija porque mi mujer no quería de ninguna manera, pero a final en noviembre yo me decidí, y en diciembre mi mujer se lanzó, y fue ella la que me dijo que íbamos a afrontar juntos la capitanía.

¿Cómo ha vivido estos meses previos a la fiesta?

Han sido unos meses con mucho trabajo, pero también con mucha alegría, porque la fiesta conlleva mucho trabajo con la prueba de trajes, las carrozas... Aunque tengo la suerte de tener un grupo de amigos en la comparsa que me está apoyando mucho.

¿Qué espera de su entrada?

Al principio lo veía como algo terrible, y tenía miedo a ponerme muy nervioso, pero ahora estoy tranquilo y espero vivirla como he vivido todo hasta ahora. Y también espero que pueda disfrutar toda la gente que venga a verla, al igual que lo haremos mi mujer y yo.

¿Qué destaca de las fiestas crevillentinas?

En Crevillent tenemos unas fiestas que son de las mejores de Moros y Cristianos, donde destaca la presencia de la mujer, con una alta participación. Y estoy seguro de que el que venga a vernos no se va a arrepentir.

A lo largo de su trayectoria como festero le vendrán muchas imágenes a la cabeza. ¿Recuerda alguna en especial?

En la comparsa tenemos una foto que es de los inicios, del año 1966. Y en ella aparecemos en una filá cuatro amigos, y se da la circunstancia de que, por el mismo orden en el que estamos en la fotografía, hemos sido los últimos cuatro capitanes de la comparsa. Gaspar, Antonio, Lorenzo y ahora yo.