Los doce marineros que faenaban en la embarcación "José y Rafaela", que se hundió el viernes a unas 25 millas frente a las costas de Benidorm, pasarán a engrosar las listas del desempleo, al menos por el momento. Así, de cara a los próximos meses, se prevé que vayan rotando con los miembros de las tripulaciones de los otros dos barcos del mismo armador. "Iremos alternando estos hombres con los de las otras tripulaciones para que no se queden en el paro o , al ser unos viajes largos, hacer algún relevo", explicó el responsable, José López.

El siniestro no dejó vidas que lamentar y únicamente uno de los tripulantes, el segundo mecánico, resultó herido y sufrió un esguince en una pierna, producto de los momentos de tensión que vivieron al tener que echarse al agua. Sin embargo, con el siniestro los tripulantes -dos gallegos, cuatro santapoleros, dos senegaleses y cuatro indonesios- se quedaron sin trabajo, al quedarse el armador también sin su barco, su medio de producción.

El armador del pesquero, que pertenece a una familia de tradición marinera, descarta comprar uno nuevo que sustituya al "José y Rafaela" pese a que ahora el seguro se encargará de la pérdida del barco. Una de las razones es la situación actual, que está llevando a muchos armadores a vender su medio de vida. De hecho, esta misma empresa ha desguazado dos barcos este año -concretamente el pasado mes de septiembre- con lo que, de tener cinco pesqueros a principios de año, acaban 2010 con únicamente dos embarcaciones.

Con las circunstancias económicas actuales y con la "racha" de percances que han vivido varios barcos de esta empresa en los últimos años, el armador apunta que "hay pocas ganas de comprar nada", en referencia a la posibilidad de hacerse con un nuevo pesquero para continuar su actividad. No obstante, "lo importante es que no le ha pasado nada a la gente, por lo que aún tenemos que dar gracias", expresó José López.

El barco se hundió cuando regresaban de una larga campaña que comenzó el pasado 12 de septiembre y tras permanecer todo ese tiempo pescando quisquilla en aguas de Malta. De hecho, la llegada a puerto estaba prevista para ayer mismo. Sin embargo, el pesquero se hundió un día antes en un mar embravecido, pero sin que fuera la peor de las tormentas que los marineros han vivido a bordo de esta embarcación. De hecho, en aguas de Malta las vivieron en peores condiciones en estos meses, según relataron. Por ello, aún no se explican lo sucedido, el que el agua entrara hasta tal punto en el barco -un pesquero nuevo de nueve años y que se ha cuidado "como si fuera un chiquito pequeño", apuntó López- que lo hiciera escorarse por completo y hundirse en cuestión de pocos minutos. "No me lo explico. Pero lo que no pasa en un año pasa en un día", señaló el armador.

Además de la pérdida de la embarcación, hay que añadir la de la carga de quisquilla con la que regresaban a puerto lo que supone la pérdida de bastantes días de trabajo aunque anteriormente el barco había atracado en otros puertos.

Extranjeros que se quedaron con "lo puesto"

La embarcación "José y Rafaela" se fue al fondo del mar con toda su carga, con la que volvían ya a casa los marineros, y también con las pocas pertenencias que los marineros que son de fuera de Santa Pola llevaban consigo. Esto significa que tras el rescate, ocho de los doce tripulantes quedaron con lo puesto, o aún más, con nada, ya que tuvieron que desprenderse de sus ropas mojadas. Es por ello que ayer los marineros y el armador del "José y Rafaela" se volvieron a reunir para ir de compras, ya que los hombres se habían quedado sin las cosas más básicas, como ropa interior y calzado, y lo único que poseían eran alguna prenda deportiva o chándal que les proporcionaron los servicios de emergencias que les atendieron a su llegada al puerto. Además, junto con la ropa y los objetos personales de los marineros, éstos también perdieron su documentación por lo que ahora algunos también deberán iniciar los trámites necesarios para recuperarlos. Ésta circunstancia es esencial para aquellos que son extranjeros, como es el caso de los cuatro indonesios y los dos senegaleses que formaban parte de la tripulación del "José y Rafaela". Además, a ellos se le unen los que, aunque nacionales, son del norte de España, como el caso de los dos pescadores gallegos que también perdieron su ropa.

Un cúmulo de vivencias que dejan su huella

Este siniestro no ha sido el primero de sus características para la familia de armadores y marineros responsables de la embarcación. Así, el armador recuerda que en los años noventa y a principios de esta década ya vivieron otros dos naufragios. De hecho, el marinero herido en este percance ya los vivió. Entonces los barcos se recuperaron, los armadores repusieron la pérdida con un nuevo pesquero, lo cual no se repetirá en esta ocasión. José López apunta que, además de la situación actual, los hechos vividos en los últimos años les han llevado a tomar esta decisión. A los naufragios sin ninguna víctima se unen otros hechos luctuosos vividos en éste y otros barcos de los mismos propietarios, que actualmente tenían el "José y Rafaela", el "Corisco", y el "Madre Teresa". Así, el año 2007 fue un año aciago. En junio, el "Corisco" perdió a su patrón, Francisco Simón García Ambit, que desapareció en el mar al caer a él mientras faenaba. Apenas un mes después, el "José y Rafaela" vivía un episodio similar, perdió al mecánico, José Giner Urios, que falleció al sufrir un golpe de calor; y a ello hay que añadir que todo esto sucedió ya cuando el cocinero había entrado en coma en ese mismo viaje. Frente a ello, el "Corisco" también fue el responsable de salvar la vida -en octubre de ese mismo año- de cincuenta inmigrantes que viajaban a la deriva.