La jornada de huelga organizada ayer por los alumnos del Instituto Cap de l'Aljub terminó de la mejor manera posible: con la noticia de la inmediata inauguración de las nuevas instalaciones. Al término de su protesta, parte de los estudiantes que la secundaban decidieron ponerle fin en las puertas del Ayuntamiento. Allí, el alcalde, Miguel Zaragoza, recibió al representante de los alumnos, al que comunicó que la parte nueva se abrirá esta semana. De hecho, el traslado del mobiliario estaba previsto que comenzara hoy. Miguel Zaragoza explicó a este diario que ayer mismo por la tarde estaba prevista la firma del acta de recepción de las obras, que era el requisito imprescindible para poder abrir la parte nueva.

Los alumnos del instituto, que cursan tanto Educación Secundaria y Bachillerato, como ciclos formativos, decidieron celebrar una jornada de huelga al ver que las obras habían ya cesado y no podían estrenar el nuevo edificio. La Asociación de Madres y Padres de Alumnos del centro decidió en una reunión de urgencia anteanoche sumarse también a la reivindicación.

De hecho, los propios estudiantes que, a partir de la hora del recreo, colocaron pancartas a la puerta del instituto, explicaron que la falta de aulas está haciendo que alumnos de los ciclos formativos no hubieran cursado ninguna práctica en los dos meses que llevan de curso, lo que resultaba muy problemático para los alumnos de Cocina. Asimismo, los de Administración carecían de ordenadores suficientes, al igual que quienes cursan la asignatura de Informática, que, según los alumnos denunciaban ayer, se estaba dando "sobre el papel, sin ordenadores".

A esto hay que unir la falta de espacios de administración y los dedicados a profesores y la propia cantina. Esta última, puede verse amplia, moderna y totalmente renovada, ya que tiene una gran cristalera que da a un porche interior, pero no puede usarse y, en su lugar, los jóvenes tienen que comprar su almuerzo en un espacio improvisado en el hueco de la escalera. Desde el AMPA destacan, además, que esta situación impide que se pueda disponer de todos los espacios y aulas, ya que se utilizan para guardar el material y mobiliario destinado a la parte nueva. Ése es el caso del gimnasio, que está convertido en un gran almacén con cientos de mesas y sillas, además de cajas.

Iniciativa per Santa Pola mostró su solidaridad con los estudiantes, los padres y profesores del centro.