Con el sugerente título de "La historia sin nosotras", Alicia García Núñez (Elche, 1981) ha reunido lo mejor de su poesía escrita en los últimos tiempos, desde que tenía veintidós años. Se trata, por tanto, de una opera prima en solitario que, a un mismo tiempo, le va a servir como carta de presentación y como antología de sus mejores logros líricos. Licenciada en Ciencias de la Información-Periodismo, Alicia es conocida por su trabajo en diversos medios de comunicación (radio, televisión y prensa), y, desde 2008, trabaja como gestora cultural del Institut Municipal de Cultura d'Elx. Desarrolla fundamentalmente su labor en el Centro de Cultura Contemporánea L'Escorxador, que, en apenas unos años de andadura, ya se ha convertido en un referente del arte más vanguardista e innovador, y también en la Sala Cultural la Llotja. Ha sido una de las principales impulsoras del festival de poesía Nosomostanraros, que ha cumplido ya su tercera edición. Además, Alicia ha publicado en distintos volúmenes colectivos, así como en blogs, revistas literarias y en el Fanzine Fetiche. Con La historia sin nosotras inaugura la colección de poesía de Ediciones Tabala.

En "La historia sin nosotras", Alicia lanza una propuesta arriesgada e innovadora, ya que, basándose en una dicción clara y directa, la autora no renuncia a las imágenes más sorprendentes ni a las asociaciones más inesperadas. Todo el libro, en realidad, se articula en torno a un principio motor, el de la propia identidad, que es una búsqueda constante en las distintas piezas. Frente al yo de la autora se levanta un tú inesperado y esquivo, acaso perdido en la propia biografía. Ana María Drack, en la contra del volumen, da algunas de las claves de lectura: "Alicia se explora a sí misma y al mundo que la rodea, se acepta con la misma facilidad que se destruye y lo destruye [...]. El misticismo erótico y el escepticismo se debaten entre el deseo de no abandono, el rostro difuminado del amor, la cerveza de barril, las nihilistas de barra y la concesión o no de una nueva oportunidad".

Este primer poemario de Alicia tiene un diseño arriesgado, y no sólo por el negro sobre rosa de sus páginas, sino por las magníficas fotografías de Bubalú, nombre artístico de la joven fotógrafa eldense Adriana Erades. Media docena de imágenes en blanco y negro acompañan a las composiciones, agrupadas en dos series. La primera, titulada Cortar el hilo, consta de diecisiete piezas -tres de ellas, trípticos-. "Voy a inventarme un infierno / y te voy a dejar dentro", afirma en una de ellas, pero pronto intenta reconciliarse con ese tú: "Si supieras lo sola que me dejas / frente al mundo de colores / que había pintado para nuestras noches tristes". En otro momento, hacia el final de esta primera parte, convoca al personaje de la madre en un retrato sobrecogedor: "Y mi madre peca de ese mal común / que afecta a las madres comunes / tanto como a algún hada coetánea: / sigue llevando indemne a su gente, / a sus pesados cuarenta pasados dolientes, / y su casa como una hormiguita guerrera".

La segunda parte, que se titula "Vidas comunes de hadas coetáneas", reúne quince poemas, repartidos en tres series. Lo más llamativo es que el orden de las series es intercambiable, tal como propone la autora en una nota; hay dos opciones de lectura, leer el libro tal como está impreso o empezar la segunda parte por la página 68 y después regresar a la 63. Si optamos por la lectura lineal, sin saltos, encontraremos un final mucho más abierto y esperanzador. "Me llené, me llené de ti. Me vacié de ti. / Me abandoné a la rabia / de verme vacía. / Me descosí las alas que llevaba detrás", afirma en una de las composiciones la autora, que luego se refiere a ese mismo tú en estos términos: "No quiero copias perfectas de tu esencia. / Me basta con saber que existes / y después te irás, retenida en mi retina, / enseña nítida y corrosiva. / Me basta con decir, saber: "desaparecerás"".

"La historia sin nosotras" alcanza uno de sus momentos más brillantes en uno de los últimos poemas, "Poeta, texto programático y declaración de principios que, sin duda, la autora seguirá aplicando en sus próximas creaciones: "Poeta por principio. / Poeta en un siglo fusilado / de poetas. / Poeta en el siglo de las luces / de los centros comerciales, / de las grandes tiendas. / Poeta aunque la letra pese / y haya que llevarla a cuestas".